"Ese incremento de la presión genera la percepción de que es casi inminente algún tipo de ataque", considera Trak.
¿Qué consecuencias podría tener una intervención militar?
Venezuela ha sufrido de una situación grave de violación de los derechos humanos durante el gobierno de Nicolás Maduro, de acuerdo con organismos como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, a lo que se suma una profunda crisis económica.
Por estas razones, los líderes opositores de Venezuela han visto con buenos ojos las acciones de Washington en el Caribe. La principal cara de la oposición y premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, apoyó el despliegue militar estadounidense en la región.
“Maduro empezó esta guerra y el presidente Trump está acabando con ella", añadió la opositora, que calificó la estrategia estadounidense de "absolutamente correcta”.
Sin embargo, este punto de vista de la oposición ignora que las acciones de Estados Unidos contra Venezuela pueden tener impactos negativos para el país y para la región.
El primero, de acuerdo con la WOLA, es que una intervención estadounidense podría servir como justificación para criminalizar aún más a la población migrante y refugiada venezolana en ese país norteamericano. La administración Trump ya terminó con el estatus especial (TPS) que permitía a miles de venezolanos vivir y trabajar en su país.
En segundo lugar, sentará un precedente peligroso en un momento en el que ya existen amenazas de uso de la fuerza letal contra presuntos narcotraficantes en otros países, como es el caso de México.
Una tercera amenaza es que, si la presión estadounidense falla y Maduro continúa en el poder, este puede decidir cerrar aún más el espacio cívico y la represión contra grupos disidentes empeore.
La WOLA señala que otra consecuencia negativa es que una intervención estadounidense genere rechazo a Washington y permita al líder venezolano presentarse como víctima de una agresión.