Entre los detenidos que emergieron no se encontraban los seres queridos de Beqai.
"Cuando se abrieron las cárceles y no volvieron, fue el shock. Ahí se acabó la esperanza, murió de verdad", dijo Beqai. Pero exige saber cómo, cuándo y dónde pudieron morir su esposo y su hermano.
Sin noticias de la comisión nacional, Beqai dijo que se había "obsesionado" con su búsqueda en internet, rastreando fotografías de detenidos muertos y escaneando documentos de prisiones publicados por medios de comunicación sirios que entraron en cárceles y dependencias de seguridad tras la caída de Asad.
"Lo único que me queda por hacer es sentarme y buscar", afirma.
Esos documentos han revelado información crucial.
Sarah al-Khattab vio por última vez a su marido dirigiéndose a una comisaría en el sur de Siria el 9 de febrero de 2019 para reconciliarse con el Gobierno de Asad tras años refugiado con los insurgentes.
Desde entonces no ha vuelto a tener noticias de él.
Una hoja de cálculo de prisioneros muertos de Sednaya a la que tuvo acceso Reuters tras la caída de Asad incluía su nombre, Ali Mohsen al-Baridi, fechando su muerte el 22 de octubre de 2019 por "parada de pulso y respiración" con órdenes de que el cuerpo no fuera entregado a su familia.
Reuters transmitió su hallazgo al Centro Sirio para la Justicia y la Rendición de Cuentas, un grupo de defensa que trabaja con familias de desaparecidos, que informó a Khattab.