OPINIÓN: Las causas de la crisis alimentaria, ¿dónde buscar las respuestas?
Nota del editor: José Ramón Rodríguez Moreno es Doctor en Antropología Social de la Universidad Iberoamericana. Es director del área de Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos en la Universidad del Medio Ambiente (UMA), en Valle de Bravo, Estado de México, donde coordina la Maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.
(Expansión) – El espectacular aumento en el precio de los alimentos que se ha registrado a nivel mundial desde el año 2008 es lo que llamamos de modo generalmente aceptado como Crisis Alimentaria.
Si bien esta crisis ha afectado a todo el mundo, ella ha impactado especialmente a los países más pobres, como Haití, Camerún o Filipinas, y países en desarrollo con clara vocación rentista y en plena crisis populista como Venezuela, donde la gente ha salido a la calle protestando por el desmedido aumento de los precios, y la ausencia de alimentos de los anaqueles.
Una muestra rápida de esta tendencia alcista la encontramos cuando evaluamos los tres principales bienes alimenticios globales que se comercializan en los principales mercados. Al respecto, el precio del trigo ha aumentado un 130% los últimos 5 años, el del arroz se ha duplicado en 2 años y el maíz en un 50%.
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Cuando analizamos la información general que se maneja con el fin de explicar este fenómeno, nos encontramos que, en primer lugar, los organismos multilaterales como la FAO- la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación- y el Banco Mundial, así también los medios de comunicación masivos, han apuntado a las siguientes causas como responsables de la Crisis Alimentaria:
- Crisis del sistema de producción de alimentos dependientes en la producción agroquímica de la “revolución verde”.
- Malas Cosechas y Reducción de las Reservas de Granos.
- Crisis Energética y Biocombustibles.
- Aumento de la Demanda Mundial.
- Cambio Climático.
- Mal manejo de las finanzas y gastos de inversión al campo.
- Implementación de políticas populistas de subsidio y programas sociales asistenciales, que desmotivaron la vocación agrícola de muchas sociedades.
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Si prestamos atención, para la FAO y el Banco Mundial, la mayoría de las causas son externas al modo de producción de alimentos. Para ellos, el aumento en la demanda mundial de alimentos es consecuencia del aumento de la población, el cambio climático es un proceso generado por la actividad humana y las malas cosechas son provocadas por la sequía, las plagas, etc.
Por supuesto también hay que contar el impacto que ha tenido la tendencia alcista que se ha registrado en el precio de los hidrocarburos, principal insumo en el esquema de producción agrícola agroquímico.
Por lo tanto, para estos organismos internacionales y los medios de comunicación masivos, la culpa de la Crisis Alimentaria no la tiene el modo de producir alimentos si no otros factores externos a la agricultura y la ganadería.
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No obstante, podemos encontrar otro marco de análisis con otros enfoques y perspectivas, que nos suministran respuestas que hasta ahora no se habían evidenciado con la suficiente profundidad y claridad.
Al respecto, la gran mayoría de las organizaciones campesinas y de agricultores de pequeña escala del mundo, como La Vía Campesina, con presencia en más de 40 países, apuntan a otros motivos como responsables del aumento mundial del precio de los alimentos, señalando en primer lugar al actual modelo agroindustrial exportador de alimentos en manos de las empresas transnacionales.
La Vía Campesina, así como muchas otras ONG y movimientos sociales afines, responsabilizan a cuestiones mucho más estructurales y señalan a la forma actual de producir y a los esquemas heredados de la “Revolución Verde” en la agricultura y la ganadería como los culpables de la Crisis Alimentaria y del hambre en el mundo. Las principales consecuencias de este modelo agroindustrial son:
Los países han perdido la capacidad de producir alimentos
Con las políticas neoliberales, los países en vías de desarrollo han abierto las fronteras a la importación de productos agrícolas provenientes de Estados Unidos y Europa (productos subvencionados que se venden por debajo del costo de producción.
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Para tomar un caso, una vaca lechera en el Reino Unido, por ejemplo recibe una subvención anual de 10,000 euros, por parte del gobierno Británico y la EC para mantenerla en los corrales de un típico productor británico. Este tipo de mecanismo comercial está destruyendo los productores locales que se han visto obligados a destinar sus tierras agrícolas a la producción de alimentos para la exportación (soja, café, bananas....) para tener divisas y comprar alimentos.
Los alimentos viajan miles de kilómetros para ir desde el país productor hasta nuestras mesas, los alimentos que antes producíamos a pocos kilómetros, ahora los importamos de otros continentes...
Especulación con los alimentos
El precio mundial de los alimentos se decide en gran parte en el Mercado de Futuros de Chicago. Desde hace tiempo, el capital financiero ha entrado a especular con los alimentos.
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En el año 2008, año de inicio de la crisis, las grandes empresas de alimentos incrementaron sus beneficios en un 45% de media. Mientras que millones de personas mueren de hambre anualmente, las multinacionales de la alimentación no paran de acumular beneficios. La misma tendencia ha estado ocurriendo año tras año hasta la actualidad.
Transnacionales controlan la producción mundial de alimentos
Con la irrupción de los transgénicos se ha consolidado un modelo mundial de producción de alimentos en el que unas pocas empresas venden las semillas, los fertilizantes y los pesticidas al productor; después le compran la producción y las mismas empresas la transportan a la otra punta del mundo hacia las grandes cadenas de distribución: los supermercados Carrefour o Wal-Mart, presentes en todo el mundo, que también monopolizan la distribución de alimentos y nos imponen qué comprar y cómo comprar.
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Todo el circuito está en manos privadas e integrándose, aún más. Este año hemos sido testigos de la venta de Monsanto al consorcio alemán Bayer, el cual lo convierte de facto en la compañía global con mayor impacto y poder de manipulación sobre el sector alimentos, los gobiernos han perdido prácticamente cualquier capacidad de regulación o control y hasta la posibilidad de definir que alimentos tiene que producir un país.
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Agrocombustibles
Los agrocombustibles llevan al límite este modelo agrícola. Las mejores tierras que producen alimentos están siendo usadas para sembrar soja, colza, palma, cultivos a partir de los cuales se fabrican agrocombustibles. Es decir, la producción de alimentos está perdiendo terreno frente a la fabricación de combustibles.
El aumento del precio del petróleo ha disparado las inversiones en fábricas de agrocombustibles, la compra de tierras y las inversiones de futuro, este comportamiento representa una gran amenaza para la producción de alimentos en muchos países.
Modelo agrícola dependiente del petróleo
Como ya se reconoce, la revolución verde convirtió la agricultura y la ganadería en una producción con una alta demanda energética, con alta dependencia del petróleo. Se calcula que producir bajo criterios agroecológicos (es decir, sin pesticidas, de manera sostenible y para mercados locales) consume entre 6 y 7 veces menos energía que hacerlo de manera intensiva industrial.
En el actual modelo, sin petróleo no hay agricultura. Necesario para los fertilizantes, para el transporte, para la maquinaria. El Banco Mundial estima que en el incremento de precios de los alimentos, el aumento del precio del petróleo ha sido responsable en un 15%. Igualmente, durante el último año (2015-2016) , el precio del petróleo ha bajado dramáticamente y nadie ha notado una disminución en los precios de los alimentos, al contrario, la tendencia es a seguir aumentando.
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Si bien el petróleo no es el único ni el menos importante responsable del aumento de los precios de los alimentos, sí que es preocupante la dependencia que la producción de alimentos tiene del petróleo y la previsión de los problemas que tendremos en los próximos 15 años cuando se empiecen a agotar las reservas de petróleo de México.
Hace falta, pues, optar por otras formas de producir y consumir alimentos, la agroecología, modo ecológico de producción agrícola, parece ser la respuesta, concatenada adicionalmente con esquemas más equitativos y justos de distribución y comercialización de los alimentos a nivel global.
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