OPINIÓN: ¿Trump es un peligro o solo es un "incompetente"?
Nota del editor: Julian Zelizer es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton. Editó el libro The Presidency of Barack Obama: A First Historical Assessment. También es conductor del podcast Politics & Polls. Síguelo en Twitter como @julianzelizer . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) - La semana pasada, el distinguido estudioso Andrew Bacevich publicó en el Boston Globe fuertes críticas a los oponentes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Dijo que cada vez se convence más de que "el triunfo electoral de Trump indujo una reacción paranoica que, a menos que se controle, podría representar un peligro para el país más grande que el mismo Trump. En esta reacción paranoica se pone atención obsesivamente a casi cualquier cosa que Trump diga y se especula, también obsesivamente, sobre lo que podría hacer a continuación".
A diferencia del peligro para la democracia o de la amenaza a los derechos constitucionales, Bacevich opina que Trump es "un bufón ridículamente incompetente y voluntariamente ignorante".
El argumento principal de Bacevich es que pese a que muchas de las declaraciones de Trump son un "sinsentido" y que gran parte de lo que hace no ha tenido efectos a largo plazo, más allá de "un solo ciclo de noticias", sus oponentes actúan como si el cielo se estuviera cayendo con cada noticia de último minuto. Presenta una variación de lo que el mismo presidente y otras personas han llamado "síndrome de perturbación mental de Trump".
El autor nos recuerda que las alianzas internacionales siguen existiendo y que se implementaron sanciones reales a Rusia. "Estados Unidos es primero" no ha tenido como consecuencia que las tropas estadounidenses abandonen sitios en conflicto como Siria o Iraq.
Bacevich concluye que son demasiadas las personas absortas en "cosas sensacionalistas sin valor" procedentes de la Casa Blanca y que pierden de vista cuestiones clave como la desigualdad económica y las guerras interminables en el extranjero.
Bacevich nos hace una advertencia útil: que los oponentes de Trump no deben caer en la trampa de dejar que su estilo de liderazgo frenético e indiscriminado les haga perder de vista lo que está pasando realmente o que exageren la amenaza que él representa.
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Pero mientras el país vive su segundo verano con la presidencia de Trump, sería aún más arriesgado subestimar el impacto que está teniendo e ignorar la sensación de alarma genuina por considerarla paranoia.
El historiador Richard Hofstadter tuvo razón al decir, en su clásico artículo de la revista Harper's, en 1964, que el estilo paranoico estaba bien arraigado en ciertos movimientos políticos estadounidenses , incluido el conservadurismo anticomunista de derecha de principios de la década de 1950. "Yo lo llamo estilo paranoico —escribió— porque no hay otra palabra que evoque correctamente la sensación de exageración apasionada, suspicacia y fantasía conspiradora de la que hablo". Pero esta no es la psicología que impulsa gran parte de la movilización política contra la presidencia de Trump.
Los tuits de Trump cambian las cosas
No hay que restarle importancia inmediatamente el discurso de Trump. El discurso presidencial está extraordinariamente lleno de consecuencias. El presidente, más que ningún otro personaje de la vida pública, tiene la capacidad de inyectar ideas en las organizaciones políticas y de moldear los temas del debate de la vida nacional… y así era incluso antes de que una oleada de tuits pudiera capturar la atención del pueblo.
El discurso del presidente tiene impacto de muchas formas. Aunque la prensa sigue totalmente intacta y está haciendo su labor, Trump ha logrado sembrar dudas y desconfianza de las principales organizaciones noticiosas con sus declaraciones sobre las "noticias falsas". El 92% de los republicanos, según una encuesta que Axios llevó a cabo en junio, cree que la prensa produce deliberadamente artículos que inducen al error.
Aunque la investigación de Robert Mueller continúa y los servicios de inteligencia siguen trabajando para impedir que haya intervenciones futuras en nuestras elecciones, los ataques constantes de Trump contra la legitimidad de estos esfuerzos se han vuelto tema permanente de conversación y de investigaciones muy reales del Congreso.
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Los ataques verbales de Trump contra los inmigrantes, indocumentados y legales, son muy importantes porque sirven para legitimar el discurso duro que muchos republicanos —como George W. Bush— esperaban que quedara al margen de la vida política.
Aunque literalmente no desmanteló la OTAN, las palabras de Trump han hecho un daño inmenso y suscitan dudas sobre la posible reacción de Estados Unidos en una crisis cuando tiene un presidente que ataca a aliados clave como Alemania mientras alaba a Vladimir Putin por su liderazgo.
Si la OTAN y el G7 sobreviven, no será porque los ataques de Trump son insignificantes, sino porque los líderes de las alianzas le darán la vuelta.
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Cambios políticos de verdad
El discurso de Trump no es el único impacto real que enfurece a sus oponentes. El cambio de proyecto ha sido muy importante. Cuando la opinión pública vio que separaban a niños de sus padres en la frontera y los metían en centros de detención cercados, cualquier conversación sobre que su proyecto no tiene consecuencias enormes en la vida de la gente de Estados Unidos y el extranjero debió haber finalizado instantáneamente. Este es apenas uno de los ejemplos de los muchos cambios profundos que Trump ha provocado.
Es verdad que la Alianza Transpacífico , el tratado nuclear con Irán y el Acuerdo de París para el clima siguen en pie… solo que Trump decidió que Estados Unidos no sería parte de ellos.
Trump ha usado su poder ejecutivo para echar atrás reglamentos importantes sobre emisiones de carbono y la regulación a Wall Street y para desmantelar partes clave de la Ley de Cuidado de Salud Asequible de forma tal que su viabilidad a largo plazo está en juego.
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La imposición de aranceles a China y a la Unión Europea ha desencadenado una reacción muy real que podría tener efectos significativos en grandes sectores de la economía… tan solo pregúntenles a los productores de soya .
La enorme reducción de impuestos a las empresas que se aprobó en 2017 le dará un buen mordisco al poder fiscal del gobierno porque habrá menos dinero para las cuestiones nacionales clave como la infraestructura, además de que aumentará la deuda para las generaciones más jóvenes.
La versión modificada de la prohibición de la entrada de personas de ciertos países musulmanes ya entró en vigor. Es muy probable que con su segundo candidato a la Suprema Corte, Trump incline al tribunal marcadamente a la derecha.
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La inacción presidencial también importa. Numerosos miembros del gobierno de Trump coinciden en que Estados Unidos no ha dedicado recursos suficientes a proteger el sistema electoral. Su negativa a promover leyes nacionales más estrictas sobre armas tras la masacre en una escuela de Parkland, Florida, ha frenado el impulso legislativo para crear reglamentos que eviten tragedias futuras.
Todas estas decisiones políticas son muy reales. Uno puede preocuparse, enfurecerse o tener miedo sin caer en la paranoia.
Trump está teniendo un efecto muy importante sobre el Partido Republicano. Es evidente que está consolidando y acelerando el giro pronunciado a la derecha del partido que empezó cuando Barack Obama asumió la presidencia.
Durante las elecciones primarias republicanas, hemos visto que cada vez son más los candidatos que adoptan los proyectos y el estilo de Trump , aunque no al presidente en sí. Cada vez hay menos disidencia.
Aunque Trump no es la causa del giro a la derecha en el partido o del enfoque radical respecto a la forma de gobernar, su aceptación total del estilo de política republicana de la era de Fox News está sofocando las otras voces del partido. Esto es sumamente significativo dado que puede definir a uno de los dos partidos políticos más importantes de tal suerte que sus posturas y su estilo podrían perdurar mucho después de que se haya ido. Trump arraiga el trumpismo en el Partido Republicano.
Hacer que sus oponentes parezcan paranoicos ha sido, de hecho, una estrategia consciente de Trump. Es por eso que advierte que las noticias críticas no son reales y que un "Estado profundo" es el motor de la investigación en su contra.
La paranoia ciertamente es un problema relevante en la historia política de Estados Unidos; sin embargo, la teoría de Hofstadter no capta la mayor parte de lo que ocurre con los oponentes del presidente estadounidense. Trump tampoco lo hace cuando tilda de "haters" a los críticos de su desconcertante conferencia de prensa en Helsinki, Finlandia.
Dejar a un lado a la mayoría de quienes critican a Trump porque dan signos de paranoia es dejar a un lado la nueva realidad política de la presidencia de Trump.
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