OPINIÓN: El mercado estaba equivocado con el ciclo monetario
Nota del editor: Alfredo Coutiño es director para América Latina en Moody’s Analytics. Las opiniones en esta columna son de la exclusiva responsabilidad del autor y de ninguna manera deben ser atribuidas a la institución para la cual trabaja.
(Expansión) — “El buen pronosticador es aquel que anticipa la lluvia cuando el día aún está soleado, no aquel que dice que va a llover cuando el cielo está ya nublado”, así lo decía Lawrence Klein, Premio Nobel de Economía 1980 por su contribución a la econometría. Esto es muy aplicable al consenso del mercado que generalmente cambia de opinión cuando cambia la posición oficial.
Hasta antes de darse a conocer las minutas monetarias del Banxico el jueves 18 de octubre, el consenso del mercado decía que ya no habría más alzas de la tasa de interés este año y que el próximo movimiento sería a la baja en 2019. Con las minutas en mano y con información de las mismas que indican que el ciclo de alza de tasas no debe darse por terminado, algunos participantes del mercado ya empezaron a cambiar de parecer. Esto confirma que, al menos en materia de expectativas de tasa de interés, el consenso del mercado es un seguidor de la posición oficial y no pronosticadores genuinos.
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En realidad no había razones desde el inicio del año para afirmar que las tasas de interés no iban a subir más allá del 2018. Por ejemplo, la baja inflacionaria de los primeros meses del año era solamente por efecto estadístico de base de comparación; la incertidumbre reinante no daba señales de disiparse antes de mediados de año; el ciclo de alzas de tasas de la Reserva Federal (Fed) ya tenía rumbo definido; y el cambio de gobierno era todavía incierto. Sin embargo el mercado apostaba incluso a que las tasas empezarían a bajar para finales del año.
Desde hace ya un año, nuestra evaluación era que el mercado estaba equivocado en sus expectativas de baja de tasas de interés. Incluso afirmamos que las tasas podrían no bajar sino incluso subir en 2019 ( Banxico no bajaría tasas ). Nuestro análisis––sobre la trayectoria inflacionaria en 2018 en un ambiente de factores de riesgo para el mercado cambiario y sus consecuencias sobre los precios internos––nos permitía concluir que no solo no había razones para aflojar la política monetaria, sino que incluso se necesitaba apretarla más para intentar acercar la inflación hacia un 4%.
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Para finales de este año es posible que la inflación se reduzca marginalmente, pero nuevamente solo por el efecto aritmético de la alta base de comparación de finales del año pasado. Pero no se ve que pueda caer por abajo de 4.5% para diciembre. A esto hay que agregarle algunos factores: el precio de los combustibles continuará alto en el resto del año ante la fortaleza de los precios internacionales del petróleo, la posible incertidumbre ante el cambio de gobierno y las primeras medidas económicas a tomar por la nueva administración en diciembre, y sobre todo ante la inminente alza de la tasa de interés por parte de la Fed en diciembre.
Independientemente de que el arribo de la nueva administración no sea traumático en materia de realineación de tarifas públicas y precios privados, como siempre lo ha sido en el pasado, el gran riesgo para la inflación en el 2019 proviene de la Fed. El alza de tasas estadounidenses va a golpear a la inflación mexicana a través del tipo de cambio, como ya lo ha hecho.
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La Fed está subiendo su tasa de interés no solo porque la economía está pasando por un buen momento y porque ello pueda arreciar las presiones inflacionarias, sino también porque el creciente déficit fiscal estadounidense está presionando las tasas en el mercado de fondos prestables. Esto explica el alza que han tenido las tasas de los bonos del gobierno de mediano y largo plazo y que ya rebasan el 3%. La Fed tiene planeado subir la tasa de interés en al menos tres veces en el 2019, lo cual le restaría más competitividad al mercado de bonos mexicano, con su consecuente impacto sobre el peso.
Si Banxico no iguala las alzas de tasas de la Fed, el peso se mantendrá presionado a lo largo del año, y eso se transmitirá en realineación de precios internos, sobre todo de bienes transables. Así, la inflación mexicana puede no solo no bajar en el 2019 sino incluso subir hacia un 5% o más. Ante este escenario, Banxico no tiene opción más que subir las tasa de interés o drenar más circulante monetario de la economía, lo cual al final redundaría en mayor encarecimiento del crédito.
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Nuestra evaluación aún no nos permite visualizar baja de tasas en 2019 sino más bien alzas adicionales. Un escenario que podría abrir la posibilidad de aflojamiento monetario es aquel en el que la economía entra en recesión en algún momento en 2019 y la autoridad monetaria decide intervenir con recortes de tasas en caso de emergencia económica.
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