OPINIÓN: ¿Quién ganó de verdad en las elecciones intermedias de EU?
Nota del editor: Los analistas de CNN dan su opinión sobre el resultado y sobre lo que viene a continuación. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a los autores.
(CNN) – Los demócratas recuperaron la Cámara de Representantes por un margen decisivo, mientras que los republicanos mejoraron su situación en el Senado en unas elecciones intermedias que, pese a su relevancia, expusieron las limitaciones de ambos partidos rumbo a 2020.
OPINIÓN: La 'ola demócrata' que no fue tsunami
Ahora los demócratas tienen que decidir sabiamente qué hacer con su poder
Carrie Sheffield, una comentarista conservadora, es editora nacional de Accuracy in Media, un organismo de control de los medios de comunicación de los ciudadanos cuya misión es promover la precisión, la imparcialidad y el equilibrio en los informes de noticias.
El martes 6 de noviembre, los demócratas triunfaron y recuperaron el control de la Cámara de Representantes. Esto no debería sorprender a nadie porque muchos de los candidatos republicanos derrotados estaban en distritos en los que ganó Hillary Clinton y en donde Donald Trump perdió el voto popular en las elecciones presidenciales de 2016.
Sin embargo, los avances de los republicanos en el Senado y los triunfos firmes en la carrera por las gubernaturas de Florida y Georgia contradicen la narrativa de la burbuja de los medios predominantes; la prensa de élite haría bien en hacer introspección.
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Estados Unidos está en una encrucijada: ¿el Congreso dividido caerá en el abismo de la virulencia con el juicio de destitución en la Cámara de Representantes (y la absolución subsiguiente en el Senado), las interminables teorías de la conspiración de Rusia, los citatorios y las investigaciones infundadas de la Cámara de Representantes? ¿O los demócratas y los republicanos trabajarán juntos para resolver la crisis de los opiáceos, controlar el déficit y reformar los sistemas educativo y de justicia penal?
Si los demócratas de la Cámara de Representantes optan por lo primero agotarán al pueblo estadounidense y correrán en 2020 una suerte electoral parecida a la de los republicanos del Congreso en 2000 (derrotas en ambas cámaras) después de haber sometido a juicio de destitución al entonces presidente Bill Clinton.
Los estadounidenses dieron a entender hoy que quieren un Congreso bipartidista, no un Congreso polarizado. El presidente Donald Trump se mostró penitente un día antes de este resultado decepcionante en la Cámara de Representantes: "Me gustaría haber tenido un tono mucho más suave. Hasta cierto punto siento que no tuve opción, pero tal vez la tengo y pude haber sido más suave desde ese punto de vista".
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Los electores suburbanos, entre ellos muchas mujeres, fueron esenciales para el cambio en estos distritos y Trump se dio cuenta. Va a necesitar que los conservadores de toda estirpe desarrollen su proyecto de cara a 2020.
Los demócratas tienen la Cámara de Representantes, pero todavía no tienen un mensaje
LZ Granderson es periodista y analista político. Fue investigador del Instituto de Política de la Universidad de Chicago y del Instituto Hechinger de la Universidad de Columbia. Es uno de los conductores de los programas Sports Nation de ESPN y de Mornings with Keyshawn, LZ and Travis, de la radiodifusora ESPN LA 710. Síguelo en Twitter e Instagram como @lzgranderson .
Sí, el partido se quedó con la Cámara de Representantes, pero la ola demócrata no fue el tsunami que la dirigencia del partido esperaba. Esto se debe en gran medida a que el Partido Demócrata sigue buscando su identidad post-2008. Quiere representar a los jóvenes y a la diversidad, pero los cargos principales de la dirigencia siguen en manos de los viejos y los blancos, algo muy parecido al Partido Republicano al que critican.
En 2010 y 2014, los demócratas que buscaban la reelección se distanciaron de las políticas del entonces presidente, Barack Obama, no porque no estuvieran de acuerdo con ellas, sino porque no eran populares.
OPINIÓN: La 'ola demócrata' que no fue tsunami
Aunque el discurso y las políticas de Trump les hayan parecido repulsivas a los republicanos en los pasados dos años, en estas elecciones no hubo el mismo nivel de distanciamiento que el que Obama vivió en la paliza de las intermedias de 2010. Es por esto que la victoria de los demócratas no fue tan resonante.
Digan lo que quieran sobre el lema de "Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande", la realidad es que es efectivo porque es un mensaje claro y proactivo. ¿Cuál fue exactamente el mensaje del Partido Demócrata en 2016 o en 2018? ¿Cuál será en 2020?
Nancy Pelosi obtuvo una victoria bien merecida
Paul Begala es estratega demócrata y analista político de CNN. Fue asesor político de la campaña presidencial de Bill Clinton en 1992 y asesor de Clinton en la Casa Blanca. Fue asesor de Priorities USA Action, un supercomité de acción política pro-Hillary (previamente pro-Obama).
El martes por la noche di un discurso en la fiesta del Partido Demócrata. Antes de subir al escenario, le pregunté a la líder del partido, Nancy Pelosi, qué quería que dijera. "Que no se trate del presidente Trump", me advirtió, "y ciertamente, que no se trate de mí. Que se trate de los candidatos, los voluntarios y los votantes".
Traté de cumplir sus deseos, pero ahora denme un minuto para halagarla. Nancy Pelosi fue blanco de decenas de miles de ataques publicitarios. La satanizaron, la vituperaron y la caricaturizaron. Y pese a todo, prevaleció. Ahora, ha ganado.
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Nancy Pelosi, junto con el diputado Ben Ray Luján de Nuevo México, presidente del Comité Demócrata para las Campañas al Congreso, recuperó la Cámara de Representantes y les dio a los demócratas la primera probada del poder real a nivel federal desde que Donald Trump tomó posesión.
Lo hizo conservando la elegancia bajo una presión incesante. Junto con Luján, reclutó a candidatos fuertes que se adaptaban bien a sus distritos: mujeres, veteranos de guerra, moderados. Lo hizo, principalmente, manteniendo la mira en el objetivo: que la elección no se tratará de ella (ni de Donald Trump, crucialmente), sino de la gente de este país. Su lema lo dijo todo: "Por el pueblo".
Aquí hay una lección importante para ambos partidos. Como dice el dicho: "Si no luchas por algo, caerás por cualquier cosa". Los republicanos no lucharon por nada. No hicieron campaña con base en la economía fuerte. No hicieron campaña con base en su reducción de impuestos a las empresas. No hicieron campaña con base en nada. Simplemente hicieron campaña contra Pelosi. Y perdieron.
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Los demócratas también tienen que recordar la lección de estas elecciones. Bajo el mando de Pelosi, se negaron a caer en la trampa del juicio de destitución, rechazaron basar su mensaje en el odio a Donald Trump. Hicieron campaña con base en los servicios médicos, en la seguridad social, en la infraestructura y en la educación. Los demócratas se basaron en algo. Los republicanos cayeron por cualquier cosa.
Los conservadores se harán escuchar
Mark Bauerlein es profesor de Inglés en la Universidad Emory y editor en jefe del boletín First Things; escribió el libro The Dumbest Generation: How the Digital Age Stupefies Young Americans and Jeopardizes Our Future; Or, Don't Trust Anyone Under 30.
Los demócratas no deberían sorprenderse cuando se den cuenta de que acaban de garantizar seis años más de presidencia para Trump.
A las 9:30 de la noche, Fox News anunció que los demócratas se habían llevado la Cámara de Representantes. Aunque los republicanos conservarán el control del Senado, cualquier derrota es una herida grave para el conservadurismo.
Seguramente muchos de los principales demócratas de la Cámara de Representantes dedicarán más tiempo a erradicar a la oposición a través de investigaciones, audiencias y juicios de destitución en vez de a trazar leyes liberales tradicionales.
Los demócratas hicieron campaña con base en los servicios de salud y en los pobres, pero esos temas tradicionales se han perdido detrás de las acusaciones sobre las maldades de sus oponentes.
EU evalúa al gobierno de Trump y acude a las urnas
En ruso
Jared Polis
Largas filas
Elecciones
Participación récord
En el Bronx
California
En Florida
Prometedora
Diversidad
Los resultados fueron llegando a cuentagotas en un día de nerviosismo (muchas contiendas estuvieron muy reñidas) y una noche agotadora. ¿Por qué tanta tensión?
Porque en el Estados Unidos de 2018, la batalla de izquierda contra derecha aún no se resuelve en la arena política. Las grandes instituciones están firmemente alineadas contra los creyentes en los roles de género tradicionales, los valores familiares, Dios y patria.
A Hollywood no le gustan, a Silicon Valley tampoco, ni a la academia, ni a las escuelas públicas, ni al mundo artístico, a la mayoría de las redacciones, a grandes donadores como la Fundación Ford o los hermanos Koch, ni al empresariado estadounidense, cuyos recursos humanos les dicen a los conservadores sociales que sus creencias son retrógradas y discriminatorias.
El Partido Demócrata se deshizo de los provida hace años y muchos líderes religiosos se reconciliaron con la cultura laica y se inclinaron a lo liberal.
Eso significa que las urnas son el único lugar en el que los conservadores pueden pelear y ganar. En ese caso, cada elección es algo existencial. Si los conservadores pierden, los progresistas tienen la oportunidad de descartar al conservadurismo para siempre.
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Si los conservadores ganan… pues sobrevivirán hasta las siguientes elecciones. Eso era lo que estaba en juego esta vez. Las elecciones ya no son un asunto de quién sube y quién baja, sino un asunto de vida o muerte para el conservadurismo.
El Senado sigue siendo republicano y cada intento de los demócratas por desacreditar a Trump se atorará en la Cámara alta, en donde energizarán a los conservadores de toda estirpe, que entienden la intención aniquiladora del liberalismo mejor de lo que creen los demócratas y los analistas.
Es un nuevo día para la investigación de Mueller
Asha Rangappa es catedrática del Instituto Jackson de Políticas Públicas de la Universidad de Yale. Fue agente especial del FBI, especialista en investigaciones de contrainteligencia. Síguela como @AshaRangappa_ .
El nuevo control de los demócratas en la Cámara de Representantes tendrá consecuencias significativas, particularmente en la investigación del fiscal especial Robert Mueller.
La Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, bajo control de los demócratas, ahora podrá dejar de centrarse en la estrategia republicana de exponer los métodos y las fuentes del FBI y dedicarse a llamar a declarar a testigos importantes con conocimiento de los contactos del equipo de campaña de Trump con Rusia durante las elecciones de 2016.
Además, podrán usar el poder del comité para llamar a alguien a comparecer, si fuera necesario. Aunque Mueller también está investigando estas líneas, la opinión pública tendrá una ventana más grande y directa a lo que ocurrió a través de una investigación del Congreso en vez de tener que depender de la información revelada a cuentagotas en las denuncias penales derivadas de la investigación de la fiscalía especial.
Lo más importante es que cuando Mueller presente su informe final al fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes podrá solicitárselo al Departamento de Justicia y publicarlo si lo considera necesario.
Todas estas acciones dificultarán que la Casa Blanca bloquee u oculte pruebas de cualquier presunta colusión u obstrucción a la justicia, independientemente de si despiden a Mueller o a Rosenstein.
Adáptate, Estados Unidos. El trumpismo sigue vivo
William Howell es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Chicago y escribió, junto con Terry Moe, el libro Relic: How Our Constitution Undermines Effective Government -- And Why We Need a More Powerful Presidency.
No fue una noche mala para Donald Trump. Para nada. Al haber perdido la Cámara de Representantes, Trump no podrá promover un proyecto legislativo durante los próximos dos años. Pero la verdad, nunca ha tenido un gran proyecto legislativo.
Está a punto de recibir una lluvia de investigaciones y citatorios por toda clase de fechorías. Pero este es un presidente que vive para el contragolpe. Por otro lado, los republicanos tienen el control del Senado, lo que garantiza que no habrá juicio de destitución y que Trump seguirá teniendo el apoyo que necesita para designar conservadores al poder judicial.
Nada de lo ocurrido en la noche del martes electoral incide significativamente en la política exterior de Trump. Además, como el Congreso está dividido, Trump puede seguir usando sus poderes unilaterales agresivamente: eliminar regulaciones empresariales y ambientales, tomar posturas sustanciales y simbólicas contra la inmigración y pagando favores a clientelas republicanas clave.
No hubo repudio a este presidente en las elecciones intermedias. No llegó ninguna ola demócrata a las puertas de la Casa Blanca. No hubo cambio de rumbo a medio mandato. Para eso tendremos que esperar a 2020. Por eso, los electores tendrán que sacar a Trump de la presidencia a punta de votos. Mientras tanto, adáptate, Estados Unidos. El trumpismo sigue vivo.
Es hora de redoblar esfuerzos para que Estados Unidos vuelva a ser normal
Nayyera Haq es conductora de radio de SiriusXM; fue directora sénior de la Casa Blanca y portavoz del Departamento de Estado durante la presidencia de Obama. Colabora frecuentemente con análisis sobre política y asuntos de actualidad.
Ahora nuestro país tiene su primer gobernador abiertamente gay, en Colorado. La primera mujer nativa estadounidense, las dos primeras mujeres musulmanas y la mujer más joven de la historia formarán parte de la cohorte más grande de mujeres que se incorporarán al Congreso.
Vienen cambios para todos los niveles de la estructura política. Los ciudadanos de Florida votaron a favor de restaurar el derecho al voto de 1.4 millones de personas (personas que cometieron delitos y a quienes se les había negado el voto). Los electores de Massachusetts defendieron el derecho de las personas transgénero en los espacios públicos.
Olvídense de las proyecciones demográficas para 2050: Estados Unidos es definitivamente un país muy diferente hoy como resultado de las elecciones intermedias de 2018.
Las personas de una variedad de identidades que trascienden al varón blanco heterosexual están cambiando la estructura política con implicaciones nacionales. Esta realidad sobre Estados Unidos seguirá asustando a Donald Trump y a la gente de la que depende para conservar su poder.
Trump insistirá en manipular las historias de las caravanas de terroristas plagados de enfermedades que vienen a llevarse nuestras armas y a volver gays a nuestros niños.
Cuando el trumpismo empeore, ¿podremos recurrir a esta nueva cepa de líderes políticos para que cierren las brechas en nuestro país? Los demócratas del Congreso librarán las batallas jurídicas necesarias para proteger nuestras instituciones democráticas, pero los demás tendremos que redoblar esfuerzos en la batalla diaria por hacer que Estados Unidos vuelva a ser normal.
Necesitamos transformar la energía de las urnas en el valor social necesario para desafiar al odio, al miedo y al fanatismo cuando llegue a nuestra comunidad.
¿Biden-Beto 2020?
James C. Moore es consultor de empresas y presidente de Big Bend Strategies, un despacho de desarrollo de empresas. Ha escrito cuatro libros sobre la política de Texas y libros y reportajes sobre el gobierno y la historia del estado desde hace cuatro décadas.
Cuando me enteré de que un congresista demócrata de El Paso se postularía al Senado de Estados Unidos por Texas y que comenzaría su campaña viajando a los 254 condados del estado, me reí. Sí, a carcajadas.
Como periodista (o en mis viajes en motocicleta), he estado en todos ellos y me ha tomado un par de décadas. ¿Qué sentido tenía que un político con aspiraciones viajara al condado de Loving, en el norte de Texas, con una población de 134 personas esparcidas en casi 1,800 kilómetros cuadrados?
Claro que Beto O'Rourke quería asegurarse de que cada elector potencial entendiera que era importante y que serviría a todos.
Aunque Beto haya perdido, seguirá adelante. Su viaje apenas comienza. Ha despertado al moribundo Partido Democrático de Texas, que ahora tendrá un futuro más brillante en cuanto a candidatos y recaudación de fondos. El entusiasmo y la esperanza que generó también ayudaron, indudablemente, a que se eligiera a las dos primeras legisladoras latinas y a destronar a los republicanos John Culberson, de Houston, y Pete Sessions, de Dallas.
Aunque O'Rourke haya perdido porque esperó demasiado para transmitir comerciales en contra del Senador Ted Cruz, enseñó a los demócratas a recaudar dinero sin venderse a los supercomités de acción política ni a los intereses empresariales, a conservar sus principios y a ganar con un mensaje de unidad para los estadounidenses.
Quien quiera ser el siguiente presidente demócrata, tendrá que pensar en llamar a Beto como compañero de fórmula.
¿Biden-Beto 2020? Tal vez O'Rourke solamente necesita avivar su propia carrera a la presidencia.
Los estadounidenses quieren resolver el tema de la inmigración. ¿Este Congreso podrá hacerlo?
Ali Noorani es director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración de Estados Unidos, una organización con sede en Washington que defiende el valor de los inmigrantes. Escribió el libro There Goes the Neighborhood: How Communities Overcome Prejudice and Meet the Challenge of American Immigration y es conductor del podcast Only in America. Síguelo en Twitter como @anoorani .
Al final, la estrategia de Trump, ignorar al centro y apelar a sus bases avivando el miedo a los inmigrantes (algo que no se había visto en una Casa Blanca de la era moderna), fracasó en el intento de mantener al Estados Unidos suburbano en las filas de los republicanos.
Pese a la economía sólida y a los aciertos en política exterior, los republicanos se fueron con todo sobre el tema de la inmigración y, como resultado, los demócratas ahora controlan la Cámara de Representantes.
Frente a toda la virulencia, la división y las imágenes desgarradoras de niñitos separados de sus padres, millones de estadounidenses de comunidades suburbanas buscan un compromiso. Estos son los electores que les devolvieron el poder a los demócratas.
Son las dos terceras partes de los estadounidenses que, según investigaciones de More in Common, componen la "mayoría agotada": les desagrada la polarización, se sienten ignorados en general en un entorno mediático fragmentado y, de hecho, tienen posturas flexibles. Lo más importante es que buscan un liderazgo que unifique al país.
Para llegar a un compromiso, debemos abordar los temores subyacentes a la identidad, la cultura, la seguridad y la economía. Cuando mostramos curiosidad y empatía, podemos construir una coalición para implementar reformas que la mayoría de los estadounidenses respalde: mejorar el sistema de inmigración legal, fortalecer la seguridad en los puertos de entrada y en las fronteras, y conceder la ciudadanía a las personas indocumentadas que estén contribuyendo al país.
Hemos pasado por momentos tremendamente difíciles; los recién llegados se vuelven chivos expiatorios de la migración mundial, de los cambios económicos y las nuevas normas culturales.
Pero hay una buena noticia aunque volvamos a tener un gobierno dividido: la mayoría de los estadounidenses quieren progreso (y consenso) en el tema de la inmigración en Estados Unidos.
¿El Congreso podrá estar a la altura del desafío?
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