El conflicto de los gasoductos, por ejemplo, no solo revela las deficiencias de la gestión social, también tiene implicaciones en materia de seguridad energética, productividad industrial, etcétera. El punto es que los conflictos sociales en relación a proyectos productivos pueden complicar la gestión del presidente López Obrador en cuanto a alcanzar ciertos objetivos sociales y económicos, y ello al final del día no es benéfico en términos generales.
OPINIÓN: Ductos, ¿problema político o de contrato?
Es fundamental que la llamada 4T tenga la capacidad de establecer mecanismos más asertivos de cooperación que coadyuven a que las negociaciones entre actores locales, empresa y gobierno conduzcan a acuerdos justos y se desactive y/o mitigue la amenaza de los conflictos sociales.
Esto, sin olvidar que las empresas también tienen tarea por hacer en cuanto a compartir beneficios y ser mejores vecinos en los territorios donde operan.
Nota del editor: Adrián Duhalt es Investigador posdoctoral en temas de energía en el Instituto Baker de la Universidad de Rice y profesor adjunto en la Universidad de las Américas Puebla. Ivonne Cruz, Puentes Consortium, Universidad de Rice. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente a los autores.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión