Sin embargo, la política es un juego de cálculo de corto plazo, que antepone las victorias inmediatas a los triunfos definitivos, lo que podría poner en aprietos la salida del acuerdo si de último minuto se considera que favorecería la imagen del presidente Trump de cara a las elecciones del año entrante.
En este contexto, la administración federal de nuestro país bien podría pensar en los planes alternativos en caso de una posposición, porque arrancando enero los pronósticos de una recesión (que todavía se anticipa moderada) serán una realidad y eso provocará un contagio en los mercados que se desacelerarán paulatinamente en el primer cuatrimestre.
Así, necesitamos aprovechar la fortaleza que puede registrar el consumo privado gracias a la entrada de remesas en diciembre y al dinero directo que reciben ya muchas familias por medio de los programas sociales federales, pero no será suficiente.
Si el plan de infraestructura inicia con el año nuevo, empresarios y gobierno podrán sortear la bajada de inversión externa e interna, con obras de infraestructura que mantendrán el interés de la iniciativa privada al menos un semestre. No hacerlo en ese lapso hará difícil la coexistencia de ese tipo de proyectos a lo largo de los meses.
OPINIÓN. El Debate: ¿Libraremos una recesión aun cuando algunos la pronostican para 2020?
La prudencia legislativa y las directrices de la Secretaría de Hacienda han sido inusitadas en estas semanas, posiblemente esperando el temporal que se avecina. La oposición al gobierno en la Cámara de Diputados y en el Senado sabe que no es momento de enviar mensajes encontrados y reconocen que hay muy poco margen de maniobra en el paquete financiero presentado.