La regulación establece, entre otros requerimientos, implementar un canal de comunicación abierto entre colaboradores y directivos, el cual será clave para conocer la percepción sobre las condiciones de trabajo en las que se desarrollan, si tienen cargas de trabajo excesivas o si, en general, perciben un ambiente saludable de trabajo, entre otros temas.
Aquí es donde las áreas de Capital Humano tienen el reto de hacer más estrechos los vínculos entre los diferentes niveles, crear programas de bienestar y liderazgo, utilizar la tecnología en forma productiva y mantenerse ágiles en el entorno tan cambiante que estamos viviendo.
La NOM- 035 considera varias obligaciones, tanto para el patrón como para el colaborador, que se enfocan en generar nuevas y mejores formas de trabajar que generen valor a ambas partes y que ayuden a aumentar la productividad por medio de un ambiente saludable.
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Asimismo, frente a la escasez de talento, la normativa se presenta también como la oportunidad para mejorar las condiciones para el desarrollo de los colaboradores y, a la vez, ser más atractivos para el talento futuro, que cada vez cuesta más trabajo encontrar, contratar y retener. De acuerdo con la edición local de la CEO Survey 2019 de PwC, para el 67% de las organizaciones es más difícil contratar nuevo personal para su industria, siendo la principal razón el déficit de trabajadores calificados.
Por lo tanto, procurar una cultura abierta permite que los trabajadores puedan expresarse libremente –independientemente de la jerarquía que tengan–, de forma asertiva y sin agresiones. Esto propicia mayor confianza que cuando se labora en una cultura cerrada, donde el jefe tiene la última palabra. Según la Global CEO Survey 2019, 74% de los líderes considera que su cultura debe evolucionar para ser más abierta en los próximos tres a cinco años y tener éxito.