Esto pasó en Bolivia. Los indígenas bolivianos, que representan el 41% de la población, por muchos años han vivido una especie de ciudadanía de segunda categoría. El caso boliviano no es muy diferente al de Sudáfrica de hace apenas 25 años. En la actualidad, los sudafricanos constituyen una población de más de 55 millones, mayoritariamente negra (80,9%) que por muchos años también fue gobernada por una minoría blanca bajo el apartheid.
Esto es muy interesante, puesto que en democracia la mayoría debe aceptar que algún día será minoría, pero en estos casos que citamos fue la minoría la que gobernaba a la mayoría.
En el país sudafricano no se le había hecho justicia social a su gran mayoría poblacional hasta el 27 de abril de 1994, cuando celebran sus primeras elecciones democráticas. Tal como Cristo, quien de la cruz subió al trono, aparece la figura mesiánica de Nelson Mandela, quien tras 27 años de prisión injusta es liberado y gana las elecciones, convirtiéndose en el primer presidente negro y la primera persona en ser elegida en un proceso electoral de democracia representativa.
Actualmente, Sudáfrica es una de las naciones africanas más industrializadas, pero al mismo tiempo es la más desigual del mundo, de acuerdo con el Banco Mundial.
El legado de Mandela por la paz y el bienestar de su país es innegable y su gente sigue abrazada al sueño de Mandela porque trajo esperanza, unió a la nación y sobre todo porque no se aferró al poder como sí lo hizo Robert Mugabe en Zimbabwe, quien en su tiempo pasó de ser uno de los líderes más admirados del panafricanismo a un dictador vulgar que violó derechos humanos y cuya obsesión con el poder lo llevó a gobernar con puño de hierro por 37 años. Estas casi 4 décadas de régimen férreo eclipsan todos sus aportes realizados a la causa de la constante lucha de la liberación de los pueblos africanos.