La separación que propone la secretaria del trabajo entre las buenas y las malas prácticas, tiene que ver con la correcta aplicación de la ley, ya que existen parámetros clave que se definieron en la reforma laboral del 2012, pero que hoy en día no se respetan. Así que, como coloquialmente se dice, las cartas están sobre la mesa.
No dudo, y me parece que es el objetivo de este gobierno que aquellas empresas que han funcionado haciendo un uso abusivo de este modelo estén pensando en moverse al lado formal; sin embargo, la gran oportunidad que se abre con esta nueva administración es para aquellas empresas que siempre han funcionado dentro del marco de legalidad y formalidad; como lo son las compañías asociadas a Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH), que desde su fundación ha velado por la generación de un trabajo digno y formal a través de empresas de tercerización; al día de hoy agrupa a 26 empresas que ofrecen estos servicios y que se encuentran dentro del llamado colesterol bueno, parafraseando a la secretaria del trabajo.
Son estas empresas que, trabajando de la mano con el gobierno, pueden y deben aprovechar estos tiempos de transformación para cambiar la mala imagen que se tiene de este sector, y a la par contribuir con el bienestar, no solo de miles de personas que se encuentran laborando bajo este modelo, sino de la misma economía y en general del país.
Separar el colesterol malo del bueno no implica solo alinearse a los estándares y formas correctas de actuar que la ley demanda, claro que eso es lo indispensable, pero desde mi punto de vista su esencia debe descansar en el compromiso social, moral y ético que estos jugadores empresariales demuestren tener.