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Se recupera el salario mínimo

El salario mínimo es la política de precio más inútil e ineficaz que existe en el país, opina Iván Franco.
mar 17 diciembre 2019 11:32 AM
Salario mínimo
El mínimo funciona como precio-señal, y tardará mucho tiempo en impactar a los demás salarios del país, considera Iván Franco.

(Expansión) – La Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) anunció que, a partir de enero de 2020, el salario mínimo general será de 123.22 pesos diarios. El de la frontera norte se fija en 186.56 pesos diarios.

Este anuncio es otro buen paso que se atreve a dar esta administración en términos laborales, aunque la recuperación total del salario todavía está muy lejos de alcanzarse.

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El salario mínimo es la política de precio más inútil e ineficaz que existe en el país. Sin embargo, la seguimos manteniendo por una cuestión de desconocimiento combinado con perversidad política.

En mi libro “La verdad sobre tu salario” explico la razón por la que el salario mínimo no funciona correctamente. Más aún, mantenerlo durante tantos años tan bajo ha generado un efecto ancla para los demás salarios de la economía.

En general, la política de salario mínimo supone la fijación de este precio del trabajo en un nivel por arriba del salario de equilibrio de la economía. Repito, por arriba, no por debajo. En muchos países del mundo lo aplican correctamente.

¿Qué es esto del precio de equilibrio? En la práctica no existe un salario de equilibrio, dado que los mercados laborales son muy heterogéneos. Sin embargo, sí existe un salario más frecuente, que corresponde a 154 pesos diarios, con datos de la ENOE.

Adicionalmente, existe una curva de demanda de trabajo con un fuerte sesgo hacia los salarios bajos. Sin embargo, el exceso de puestos mal pagados no es totalmente cubierto, sino que millones de trabajadores desplazados deciden buscar un salario más alto en los mercados de trabajo informales e ilegales.

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Más aún, el nuevo salario mínimo, incluso en 123.22 pesos, todavía se encuentra por debajo del salario de equilibrio. A este nivel, el mínimo continúa fungiendo como fuerza centrípeta.

El salario mínimo debe situarse al menos 10 o 15% por arriba del salario de equilibrio de la economía (154 pesos). Esto, para que tenga los efectos económicos de un precio mínimo.

LEE: El alza al salario mínimo en 2020 será todo un reto para Banxico

Actualmente, la política mencionada funciona al revés, como precio máximo. En economía, un precio máximo es una señal que tiene la misión de abaratar la mezcla de precios de todo un bien o servicio. En el caso del sueldo pasa lo mismo, independientemente de cuántos mexicanos ganen un salario mínimo.

El impacto del nivel del salario mínimo radica en ordenar a los demás salarios; si el mínimo se encuentra por los suelos, los demás estarán relativamente cerca, porque la “señal” así lo indica.

Esta es la razón por la que México no ha podido progresar en su política salarial durante décadas.

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No obstante, considero que vamos por un buen camino. Si el salario mínimo sigue creciendo a este ritmo, incluso durante este sexenio, podría alcanzar el umbral del salario de equilibrio, y entonces sí, funcionar como un precio mínimo en camino a la tan esperada recuperación.

Es obvio que una política de salario mínimo bien implementada debe generar un poco de desempleo, dado el exceso de oferta de trabajo que se genera a un salario mayor al de equilibrio. Sin embargo, estos costos son mínimos comparados con los dañinos efectos de la política del salario contenido.

La alta informalidad laboral no es un fenómeno inexplicable, al contrario, el hecho de que 56.7% de la fuerza laboral sea informal se debe al gran desincentivo que la política del salario mínimo ha generado durante años.

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Finalmente, los economistas piensan que los aumentos al salario mínimo generarán presiones inflacionarias. Sin embargo, están sumamente equivocados, tanto teórica como prácticamente.

En primer lugar, porque el mínimo funciona como precio-señal, y tardará mucho tiempo en impactar a los demás salarios del país.

En segundo lugar, porque la inflación cayó este año, incluso con las falsas premoniciones que hicieron los economistas con el incremento en 2019. La verdad es que no entienden mucho de salarios.

Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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