Debemos reforzar el mercado interno pues la actual coyuntura económica vuelve a situar a nuestro país básicamente como una nación exportadora de manufacturas de tecnología media y alta, con escaso contenido tecnológico nacional. Este problema se puede magnificar por las barreras proteccionistas de EU las cuales lejos de abatirse, muestran tendencia a reforzarse.
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En 27 años la tecnología registrada como solicitudes de patente en México ha crecido 4 veces pasando de 5,061 solicitudes en 1990 a 17,184 en el 2017; en 1990 se tenían 661 solicitudes de patentes de mexicanos, representando el 13% del total, sin embargo en el 2017 se registraron 1,334, es decir solo un 7.7%, con ello la participación en la tecnología registrada vía solicitudes de patente por mexicanos se redujo en un 50% dentro del contexto global; esta realidad muestra una clara relación de dependencia tecnológica en México.
Por otro lado, la población económicamente activa deberá sostener a un número cada vez mayor de personas en retiro, de acuerdo con la CONSAR, sólo 33% de la población económicamente activa cotiza a la seguridad social obligatoria, es decir, siete de cada diez mexicanos no cuenta con el mecanismo básico de ahorro para el retiro, lo cual representará para este 2020 un costo fiscal de 10.5% del PIB nacional; el principal reto está en invertir en la formación de capital humano que permita a las personas que actualmente son jóvenes obtener mejores empleos y mayores ingresos, con lo cual se podrá promover un nivel de ahorro mayor para el futuro. Bajo este esquema, se deben considerar iniciativas que mejoren la calidad y cobertura del sector educativo y los servicios de salud, además de generar oportunidades laborales dignas que promuevan un mayor nivel de vida.
Dentro de las premisas para impulsar el crecimiento económico para este 2020, podemos citar las siguientes:
A) Impulsar paulatinamente un viraje en el perfil exportador del país, diversificando su concentración para pasar del sector primario, extractivo y de bajo grado de sofisticación hacia actividades que generan alto valor agregado. Esto fortalecería la participación de México en las cadenas globales de valor y facilitaría un mayor crecimiento de la productividad; la demanda externa de productos básicos está cambiando, en consecuencia, la necesidad de nuevos motores de crecimiento se ha vuelto más urgente.