Para generar un proceso secuencial y ordenado en la incorporación del desarrollo tecnológico y la innovación en las empresas, el CONACYT debiese ser un actor fundamental en apoyar la adopción y aprovechamiento de tecnologías a partir del diseño y operación de instrumentos orientados al desarrollo y ejecución de proyectos de modernización tecnológica.
Así mismo se debe impulsar el fomento a la inversión del sector privado en materia de investigación y desarrollo tecnológico; en el país, al analizar la inversión en I+D por sector de financiamiento, es claro que las empresas deberían incrementar su participación; en 2017 con datos del CONACYT, el país presentó 79% de inversión proveniente del sector público y 21% proveniente del sector privado; en contraste, en el orden internacional, si comparamos este indicador en el mismo periodo podremos ver casos como Brasil que presentan un 57.7% de inversión pública y un 40.34% de inversión privada, Corea del Sur tiene un 23.7% de inversión pública y un 74.5% de inversión privada, Alemania presenta un 28.85 de inversión pública y un 65.84 de inversión privada, finalmente en Japón las empresas financian el 81% de los gastos en I+D, mientras que el gobierno a través de los centros de investigación y las universidades aporta escasamente el 19% del total.
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El fomento de una nueva visión en la economía requiere de una serie de condiciones objetivas que respondan tanto a una lógica instrumental como a una lógica de fines. La búsqueda del bien común implica el cuidado y goce de ciertos bienes que sólo pueden ser alcanzados mediante esquemas colaborativos, en ello cada persona debe trabajar a favor de ese bien común, y tratar de definir su propio proyecto personal considerando dicho propósito.
El crecimiento de nuestro país no solo debe medirse en términos económicos, también es deseable medirlo en términos de bienestar social, en donde el crecimiento económico garantice que todos los miembros de la sociedad tengan la oportunidad de participar de manera plena en la vida social y económica del país, por ello es prioritario considerar el fomento al empleo y el progreso tecnológico de la industria nacional.
Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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