Probablemente sus años de trabajo en el mantenimiento de equipo para la industria automotriz desarrolló en él un respeto peculiar por la técnica, la eficiencia y los resultados. Don Lalo tiene claro que en la tecnocracia también puede haber ética y que gastar dinero del pueblo sin análisis no es una opción viable de desarrollo, aunque se diga que se hace con honestidad.
“¿Por qué no mejor mandan ese dinero a la clínica rural donde da consulta mi hijo? Ahí sí hay miseria”, dice nuestro amigo mientras habla sobre la implementación del programa de becas para jóvenes que no estudian ni trabajan. Aunque personalmente creo que un programa así tiene beneficios potenciales si es bien administrado, entiendo que para él, el costo de oportunidad es alto.
La transparencia, eficiencia y efectividad de Jóvenes construyendo el futuro tampoco son obvias, por lo que es importante que el Gobierno decida, con base en datos confiables, si este programa debe continuar o si los recursos pueden ser destinados a otros sectores prioritarios como la salud, en donde el gasto por persona ha disminuido en la última década.
“Me gustaría que escucharan”. Esta es la petición sincera pero, sobre todo, sensata que resume el desencanto de nuestro anfitrión. Los proyectos políticos y económicos no son infalibles. El riesgo más importante de esta Administración es no abrirse a la crítica constructiva para aminorar su falta de efectividad.
No corregir el rumbo y no atender los malos resultados económicos y sociales desencadenará una insostenibilidad económica de consecuencias nefastas para los mexicanos. Si los datos duros no son suficientes, escuchemos las historias de la gente. Por ahora, al menos ya pasamos el recado de Don Lalo: Escuchen, por favor.
Luego de un par de horas le agradecemos a Don Eduardo y nos despedimos después de ser los únicos clientes. Esperamos regresar pronto y ver mesas llenas en ese rincón del país.
Nota del editor: Luis Mauricio Torres Alcocer es coordinador de proyectos del IMCO. Síguelo como @MauAlcocer . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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