Posteriormente, el terremoto de 1985 que ha vulnerado la economía del país, costando millones de pesos para la estabilización; 35 años después aún no se ha logrado recobrar la infraestructura, sin embargo, esto significó un mayor endeudamiento, y para 1986 nuevamente enfrentábamos una crisis económica.
Y es así que en el sexenio de 1989 a 1994 se impulsa el primer programa de asistencia social, Solidaridad, el cual ha evolucionado en nombre, pasando de Prospera, a Oportunidades y finalmente a Bienestar, pero con la misma finalidad, reducir la brecha de pobreza y marginación.
Si bien dicho sexenio fue un periodo que superó las crisis, tuvo auge y reducción de casi 100 puntos porcentuales de inflación, atracción de capital, inversión, firma de tratados internacionales y crecimiento económico, también ha sido uno de los sexenios más debatidos, tema que retomaremos en otras opiniones.
Pero ¿por qué después de tres décadas no ha disminuido la pobreza? La respuesta nos muestra una lógica que no podemos dejar pasar, los programas de asistencia social no están logrando los objetivos que perseguían, al contrario, observamos una brecha enorme entre clases sociales, si bien la pobreza está presente en los países con mayor desarrollo, no es lo mismo ser pobre en nuestro país a serlo en Holanda, Noruega, Dinamarca o Finlandia (Por cierto, estos países no ofrecen este tipo de programas).
Estos proyectos surgen no solo para el bienestar de la población en rezago, sino también como estrategias electorales, donde el voto se vendía al mejor postor. El resultado: Una sociedad cada vez mas pobre no solo económica sino culturalmente. Por ello el famoso surgimiento de la frase “Este Programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa.
Tristemente los programas han generado una sociedad conformista que está a expensas de recibir del Estado beneficios sin dar nada a cambio, como el pago de impuestos bajo el amparo de la pobreza. Aunado a ello, los programas sociales solo han acrecentado fraudes por parte de los beneficiarios.
Cuando comenzaron estos programas para el apoyo a mujeres embarazadas solamente se generó que todas las mujeres, niñas y abuelitas incluidas se sumaran al padrón de gestantes para recibir apoyos, lo que a la fecha no ha cambiado, mientras estos planes siguen beneficiando a familias numerosas.