Hay que agregar el “shock económico” para grandes economías como Japón, Corea del Sur e Italia. Cuando la enfermedad se propaga a otros mercados desarrollados y emergentes, este daño aumentará. En América Latina se espera un crecimiento exponencial del coronavirus en las próximas semanas.
Frente a este escenario, se tienen que tomar medidas que ayuden a minimizar el costo en términos de vidas humanas: mientras la gente esté enferma no puede funcionar la economía y las empresas van a parar la producción.
Si la pandemia se hace más grande, algunas empresas tendrán que cambiar su producción como en tiempos de guerra; así, varios hoteles o instalaciones similares se van a tener que adaptar a ser hospitales. Algo similar puede pasar frente a la necesidad de aumentar el equipo médico necesario.
Las autoridades financieras deben relajar los requerimientos de capital, que de por sí son altos en México, que exigen a los bancos para que no corran riesgos de quiebra por la caída temporal de ingresos. Al final tenemos un sistema bancario en México fuerte, pero no está de más tener cuidado y hacer más flexible su regulación.
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Se debe proteger en cierto sentido a las empresas de todos los tamaños, si la economía se llega a parar totalmente un mes o más, no se les debería cobrar impuestos para no ahogarlas y que puedan sobrevivir.
Una vez que termine la pandemia será el momento indicado para lanzar una política monetaria expansiva con importantes reducciones en la tasa de interés, bajar el ISR y el IVA para incentivar el consumo y esto ayudará a que la economía se vaya reactivando.