La OCDE prevé que la caída en el Producto Interno Bruto (PIB) de México será de 29.96%, sólo superado por Japón con 30.5% y Grecia con 34.35%.
En esta realidad se deben implementar medidas inmediatas para evitar la disminución drástica de la inversión y el empleo; un ejemplo de ello puede ser:
1.- Flexibilizar las restricciones presupuestales, tanto en la capacidad para generar ingresos públicos como en las consecuentes reducciones al gasto. Es decir, liberación de recursos que impulsen la reactivación de la economía.
2.- Estímulos fiscales para fortalecer la Inversión en Infraestructura por parte el sector privado.
3.- Ante el desplome de la producción manufacturera se podría estructurar un programa especial para la deducción inmediata de las inversiones que las empresas de este sector realicen durante el ejercicio de 2020.
4.- Para contrarrestar el cierre temporal de comercios y la consecuente caída marginal del consumo privado, será necesario impactar positivamente con una política de pleno empleo que permita impulsar la recuperación del ingreso y la adecuada distribución de los bienes y servicios que la sociedad demanda para su bienestar.