Este virus ha paralizado a billones de personas en el mundo, cambiado la forma en que operamos como sociedad, la economía se ha paralizado como nunca en el mundo, las expectativas del impacto que el virus va a tener en las empresas, en el trabajo, en el sistema de salud, es negativo en extremo.
Casi todos tenemos acceso a una gran cantidad de información sobre lo que está pasando, en televisión, radio, redes sociales, amigos, familia, es la plática que domina todas las conversaciones; casi todos, recibimos información de “expertos” nacionales y extranjeros, historias de lo que vive alguien en Italia, España, Israel, Estados Unidos, México, de todas partes, y la reacción en general es el de darle credibilidad a lo que dicen estas historias sin importar que, esa que acabamos de ver, sea contradictoria con alguna que recibimos un día antes.
Hay teorías sobre el origen del virus, de si es natural o fue creado en algún laboratorio, si tiene la finalidad de crear un nuevo orden económico, entre muchas otras.
Nos enteramos de las reacciones de diferentes países ante la emergencia que vivimos, y escuchamos a muchas voces el expresar por qué no hacemos aquí lo mismo, sin considerar que las características de otros países son muy diferentes a las nuestras; por ejemplo, la economía de Canadá está 100% en la formalidad mientras que aquí casi el 60% está en la informalidad.
Además, el Covid-19 ha puesto en evidencia las debilidades sistémicas de un país y las fortalezas, en México el primer gran reto que estamos ya viviendo es el económico y el de salubridad.