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Ante la incertidumbre, el día a día

Debemos ser solidarios con los demás, limitar el tiempo que dedicamos a tanta información y sólo de fuentes serias, opina Mauricio Hubard.
lun 06 abril 2020 06:59 PM

(Expansión) – “La vida es tan incierta que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta.” Alejandro Dumas.

El Covid-19 ha causado en todo el planeta, en todos los países, situaciones que solo podríamos ver en películas o en libros de terror.

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Este virus ha paralizado a billones de personas en el mundo, cambiado la forma en que operamos como sociedad, la economía se ha paralizado como nunca en el mundo, las expectativas del impacto que el virus va a tener en las empresas, en el trabajo, en el sistema de salud, es negativo en extremo.

Casi todos tenemos acceso a una gran cantidad de información sobre lo que está pasando, en televisión, radio, redes sociales, amigos, familia, es la plática que domina todas las conversaciones; casi todos, recibimos información de “expertos” nacionales y extranjeros, historias de lo que vive alguien en Italia, España, Israel, Estados Unidos, México, de todas partes, y la reacción en general es el de darle credibilidad a lo que dicen estas historias sin importar que, esa que acabamos de ver, sea contradictoria con alguna que recibimos un día antes.

Hay teorías sobre el origen del virus, de si es natural o fue creado en algún laboratorio, si tiene la finalidad de crear un nuevo orden económico, entre muchas otras.

Nos enteramos de las reacciones de diferentes países ante la emergencia que vivimos, y escuchamos a muchas voces el expresar por qué no hacemos aquí lo mismo, sin considerar que las características de otros países son muy diferentes a las nuestras; por ejemplo, la economía de Canadá está 100% en la formalidad mientras que aquí casi el 60% está en la informalidad.

Además, el Covid-19 ha puesto en evidencia las debilidades sistémicas de un país y las fortalezas, en México el primer gran reto que estamos ya viviendo es el económico y el de salubridad.

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Hoy como nunca, hasta los economistas más liberales, los que han abogado por la menor participación del Estado en las economías y de tener una política de mercado, abogan por una fuerte, decidida, rápida y amplia intervención del Estado en prácticamente todas las áreas de la economía a fin de implementar medidas anticíclicas; hoy el Estado tiene un rol imprescindible.

Vivir el aislamiento social en un departamento de 15 metros cuadrados

Estos son solo algunos de los cambios que hemos vivido en unos cuantos días, en dos meses, pero también hemos encontrado en esta situación cosas positivas.

Debido al encierro de la sociedad, las familias estamos pasando más tiempo juntos y está en nuestras manos que sea tiempo de calidad, de convivencia y de reencontrarnos. Hemos visto muestras de solidaridad en gente que conocemos para quienes están más desprotegidos, una mayor convivencia con amigos (aunque sea por WhatsApp), compartido chistes, palabras de ánimo, recuerdos de infancia.

En mi grupo de grandes amigos de la primaria y secundaria, el grupo del Simón Bolívar, un buen amigo, Mauricio Vázquez Ramos, escribió algo así “hoy, más que nunca, nuestro principal rol es el de líderes de nuestras familias e hijos y no de empresa”, es un gran mensaje, hablemos con nuestros hijos, ayudémosles a encontrar certezas ante tanta incertidumbre, en la familia se puede lograr.

Tuve la oportunidad de conocer a un gran hombre en Estados Unidos, el Almirante James Stockdale, quien fue prisionero de guerra con John McCain, platicar con él fue una enseñanza. En nuestra conversación me dijo que durante su tiempo como prisionero pudieron catalogar (a posteriori) a sus compañeros en tres grupos:

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1.- Los negativos / fatalistas: Los que desde el principio perdieron toda esperanza, que pensaban en el futuro y sólo se imaginaban torturas y sufrimiento, ellos cayeron en depresiones profundas y fueron los primeros en morir, ya fuera por desánimo o incluso buscaban agredir a sus captores para que los mataran.

2.- Los optimistas sin base: Estos ponían fechas en las que, en su mente, regresarían con sus familias y decían “van a ver que para Navidad ya vamos a estar con ellos”, “ahora sí, para el verano”, “seguro en Thanksgiving”, etcétera; y al ir pasando el tiempo perdían el optimismo, cayeron en depresión y la mayoría murió.

3.- Los que con optimismo pensaban en el día a día: Estos no pensaban en cuánto tiempo llevaban prisioneros, tampoco, en cuándo iban a ser liberados, para ellos solo importaba pasar bien el día en que vivían, sin pensar en todo lo que podía salir mal o los horrores que se les podían presentar.

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Ellos, si un día los torturaban, pensaban que tenían que estar fuertes y aguantar para dar ánimo, ese día, a sus compañeros.

Este tercer grupo es donde más sobrevivientes hubo, en el que al regresar a su país se reintegraron bien a la sociedad.

Debemos ser como los de este tercer grupo, pensar en el día a día, no en todos los escenarios negativos que se pueden presentar o cuánto tiempo nos falta, ser solidarios con los demás, limitar el tiempo que dedicamos a tanta información y sólo de fuentes serias.

Si actuamos así vamos a poder llevar mucho mejor esta época, la cual pasará y saldremos adelante de nuevo, ¡con una familia más unida y fuerte, una mejor sociedad y un mejor México!

Nota del editor: Mauricio Hubard es Fundador y Presidente de Juntos Financiera , estudió Relaciones Industriales en la Universidad Anáhuac del Sur, graduado de la escuela de Negocios de Harvard (Harvard Business School), es miembro activo del Harvard Alumni Association, ha tomado diversos cursos en esta escuela relacionados con Microfinanzas, Gobierno Corporativo, entre otros; Desarrollo de Instituciones Financieras en el JFK School of Goverment de Harvard, también de Responsabilidad Social de las Empresas por la Universidad de Stanford y el ESADE de Barcelona. Escríbele a hubardm@gmail.com. Síguelo en su cuenta de Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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