Estamos de pronto en casa, encerrados y a la expectativa de lo que pueda pasar mientras el tiempo transcurre. Pasan las horas y con ellas los días, las semanas. Nuestros hijos nos preguntan continuamente cuándo volverán a la escuela mientras nosotros, sin respuesta, nos preguntamos cuándo volverá a nuestra vida la “normalidad”… y es que nadie lo sabe y lo poco que se sabe no es confiable, estamos perdiendo hasta la confianza en quienes están dirigiendo al país en esta crisis que nos está haciendo tanto daño a todos.
La pandemia nos ha unido ya que no ha distinguido entre hombres, mujeres, jóvenes o viejos. No distingue entre países ni clases sociales; todos estamos expuestos a enfermarnos y todos estamos enfrentando pérdidas, y de una forma desesperada estamos buscando y generando información de todo tipo y ya poco distinguimos entre lo falso y verdadero, entre lo importante y lo intrascendente.
El encierro nos está confrontando con nuestra familia y con nosotros mismos mientras la pérdida continúa.
Tenemos que detenernos y entender que debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para enfrentar esta problemática de la mejor manera. Debemos ser empáticos con quienes “quedarse en casa” es quedarse con su violentador; también generar conciencia de que esta realidad impacta de diversas formas a cada uno y debemos de ser generosos y compasivos, entendiendo la compasión como el sentimiento que nos genera la desgracia de otra persona porque entendemos el sufrimiento por el que atraviesa y entendemos que, a la larga, el sufrimiento de muchos, se vuelve la nube de melancolía y tristeza que acaba reinando.
Si perdemos de vista que en esta problemática estamos todos y que, al perjudicar a unos, nos perjudicamos nosotros mismos, la situación será insostenible. Hoy más que nunca debemos de generar conciencia por los demás, no podemos pensar y actuar de forma individual; nuestras acciones tienen que contemplar al otro ya que la generosidad que tengamos hacia el otro repercutirá en nosotros.
"Vecino, ¿necesita algo?" Así es como el coronavirus provoca la solidaridad