Publicidad
Publicidad

No es la política económica, son las instituciones económicas

El modelo de desarrollo de México se cuece aparte del modelo de crecimiento, opina Iván Franco.
mié 22 abril 2020 11:59 PM

(Expansión) – ¿Recuerdan cuando hace apenas tres años se hablaba del modelo económico de México y de su obsolescencia?

Pues el modelo económico sigue fallando porque sigue siendo exactamente igual que el de ayer. Solo que hoy hay que añadirle la coyuntura del COVID-19.

Publicidad

Brevemente, repasemos al modelo de crecimiento económico de este país.

La economía mexicana es abierta y depende en gran medida de su volumen de comercio exterior. Sin embargo, esta apertura comercial tiene un sesgo hacia los productos maquilados con menor valor agregado.

Esto implica, entre otras cosas, que el magro valor agregado de los productos manufacturados se refleja en una marginal distribución de rentas por la vía de los salarios.

En segundo lugar, la economía mexicana es pequeña. México funge como una economía satélite de su principal socio comercial, Estados Unidos, que por cierto se ostenta como el emisor de la principal moneda de reserva en el mundo.

El punto es que, a pesar de ser la economía satélite de la más grande del mundo, nuestro país compite en igualdad de circunstancias en los mercados financieros y de dinero, donde el peso mexicano, una moneda pequeña, funciona como un amortiguador de la volatilidad. Por ello cualquier catarrito para Estados Unidos se convierte en enfermedad para México.

Publicidad

Aunque Estados Unidos ha venido implementado agresivas políticas económicas de crecimiento, estas solo han beneficiado parcialmente a la economía satélite mexicana. México no ha podido crecer al parejo de su socio comercial. Ni lo hará.

Nuestro modelo de crecimiento no es malo per se. Lo que lo limita a encontrar una verdadera expansión son las instituciones económicas que tenemos y su poca efectividad.

En particular, la institución que está limitando un desarrollo económico es el sistema de expansión monetaria y la manera en cómo se distribuye. Tan sencillo como eso.

¿Tenemos un modelo de desarrollo?

El modelo de desarrollo de México se cuece aparte del modelo de crecimiento.

Básicamente, un modelo de desarrollo es la forma en la cual la mayoría de su población mejora su nivel de vida en el tiempo. En el caso mexicano no existe un modelo de desarrollo, y si lo hubiera, este se fundamentaría en el emprendedurismo de bajo impacto y de poca agregación de valor.

Publicidad

Es decir, la mayoría de las pymes y de los trabajadores por su cuenta, formales e informales, conforman el grueso de la actividad económica en número de personas; sin embargo, su contribución a la economía es poca.

5 formas en las que puedes apoyar la economía local sin salir de casa

Dado que no existe un modelo de desarrollo, estas empresas y personas están destinadas a continuar ese ciclo indefinidamente, independientemente de las acotadas políticas económicas sexenales que se implementen para ayudarles.

Un modelo de desarrollo puede ser exitoso solo por tres vías: la salarial, las transferencias directas del gobierno y por la vía monetaria a través del crédito. No hay más.

Reingeniería de las instituciones financieras

En el caso mexicano, las tres vías están sumamente acotadas de forma premeditada. Por eso, México no solo no puede crecer, sino que no puede mejorar su nivel de desarrollo.

La más importante de las tres vías es el crédito. Porque es el crédito como se generan recursos nuevos en la economía y se expande la base monetaria.

El problema con el crédito es que es un negocio muy exclusivo y caro. El crédito en México es usurero, buscador de rentas, y, por si fuera poco, está disponible solo a pequeños segmentos. Pedirle crédito a la banca es un mal negocio para quien lo solicita.

Cuando los banqueros centrales de México repiten el mantra de que la política monetaria es limitada en su impacto sobre el crecimiento, no están mintiendo. Sin embargo, esto es debido a que la institución de la banca central y la del crédito están mal concebidas.

Por ello, al banco central debe dársele un mandato monetario dual y a la banca comercial deben modificársele sus incentivos para que la actividad del crédito y de expansión monetaria puedan funcionar no solo como negocio buscador de rentas, sino como un mecanismo de desarrollo. Una verdadera asignación de recursos.

No obstante, el mandato monetario dual de la banca central solo funcionaría si se reorientan los mecanismos del crédito de la banca mexicana. Es imprescindible hacer una reingeniería del sistema financiero mexicano de tal manera que podamos contar con un modelo de desarrollo que inyecte nuevos recursos a donde se necesitan.

Aquí está el meollo de la economía mexicana, no en los falsos sofismos sobre el intervencionismo del Estado. De hecho, dado el modelo económico mexicano de economía abierta y pequeña, mientras el Estado sea más pequeño, mejor.

Políticas anticrisis

Sin embargo, en el contexto del COVID-19, por supuesto que la tarea del Estado es la de destinar recursos para la “reconstrucción” de una economía que se encuentra en recesión por causa de la pandemia.

No dudo que el gobierno actual, al paso de los días, comience a ver la magnitud del daño y acelere recursos para este fin. Quizá no a los grupos empresariales, pero “al menos” a la gran mayoría de mexicanos en necesidad real.

En el caso mexicano, la tarea de todo gobierno es también administrar el estallido social. El COVID-19 puede ser un aliciente para una circunstancia tal, razón por la que debe evitarse a toda costa usando los recursos disponibles del Estado.

Sin embargo, no puede ni debe esperarse que el gobierno de México juegue la estrategia de sustituir de una manera keynesiana lo que sus instituciones del dinero no están haciendo.

De hecho, por las razones estructurales que mencioné al inicio, el Estado mexicano no puede ser keynesiano, esa solo es una antigua quimera de los años 70 y 80.

Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad