El gobierno tampoco causa la violencia familiar, que deja cicatrices imborrables en las personas y constituye la principal incidencia delictiva a nivel nacional. Ni es el gobierno el único responsable de la epidemia de obesidad (incluida la obesidad infantil), de la diabetes, el tabaquismo y el alcoholismo que padecemos millones de mexicanos, y que nos hace población de alto riesgo.
Esta administración y muchas anteriores son responsables del rezago educativo. Pero al igual que con la violencia familiar, el problema viene de casa. La pandemia nos recuerda que somos los primeros y principales educadores de nuestros hijos. No hay sistema educativo que supla la enseñanza del orden en el horario, la limpieza y la disposición para el trabajo si no se enseña en casa.
OPINIÓN: Manteniendo la cordura durante el COVID-19
¡Nos sale carísima nuestra ignorancia! Nos impide concebir una amenaza invisible, que no ataca de manera violenta ni súbita; y cuyo contagio tiene un crecimiento exponencial. Desconocemos también, o no queremos practicar, medidas básicas de higiene como el lavado de manos, y, algo que no se menciona mucho, no sabemos usar el dinero: pocos mexicanos ahorramos, muchos gastamos todo o más de lo que ingresamos y vivimos permanentemente endeudados con dinero caro.
Por el lado del empleo, esta administración ha sido ineficaz para aumentar el ingreso o generar nuevos puestos de trabajo para trabajadores de cualquier índole. Por su parte, el capital privado en México, como en todo el mundo, ha preferido depositar el excedente en vehículos financieros mezquinos ultraseguros, casi siempre en dólares americanos de bajo o nulo rendimiento; en vez de buscar oportunidades de inversión o de generar nuevas empresas en México.
Miedo a contagiarse, la sombra que cubre a médicos mexicanos por la pandemia
La vía del egoísmo, la desconfianza, la descalificación mutua y el miedo, la actitud de “yo voy primero y sálvese quien pueda”, hará que nos vaya mal a todos.