Una división que podría resultar sorprendente es la que se ha dado entre miembros de las iglesias, particularmente la católica, por el cierre de los templos y la celebración de las misas a través de internet como medida preventiva de contagios.
Mientras miembros de la jerarquía, párrocos y sacerdotes ofician por medio de Facebook o de YouTube, otros se inconforman y hasta critican al Papa Francisco.
El 10 de marzo se cerraron la Plaza y la Basílica de San Pedro, así como algunas oficinas aledañas, en acatamiento a las disposiciones del Gobierno Italiano que decretó suspender todas las ceremonias civiles y religiosas. Al día siguiente el Papa ofreció su primera misa transmitida en directo a través de internet y hasta la fecha.
Aunque dura, esa medida la aceptó la Conferencia Episcopal Italiana “motivado únicamente por el deseo de contribuir a la protección de la salud pública” aunque reconoció que su aplicación genera “sufrimiento y dificultades en los pastores, sacerdotes y fieles”.
En México, el 17 de marzo el Arzobispo Primado de México invitó a los fieles a participar vía internet aunque los templos seguirían abiertos realizando las misas con los cuidados pertinentes.
Una semana después ordenó celebrar las misas sin la presencia de fieles y pidió a los sacerdotes “utilizar con creatividad los medios alternativos de comunicación, como las redes sociales, para transmitir la Santa Misa.”
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