Ese cúmulo de defectos y virtudes que somos los seres humanos se ve trasladado a un plano complemente digital al convertirnos en usuarios, siendo estandarizados en un punto de igualdad entre otros a la par, al momento de tener una interacción a la distancia; sin embargo, ante lo mencionado de la carencia en materia digital, se ven reflejados los defectos de una sociedad reacia al avance tecnológico, trayendo consigo problemas notorios que alimentan a la brecha digital fuera de las condiciones económicas para el acceso a la tecnología.
Las personalidades de los usuarios se podrían analizar e incluso estereotipar a manera de sátira por aquellos errores cometidos que bien pudieron ser prevenidos. Para ello hagamos mención de algunos sucesos simples dentro las aplicaciones de videollamada, que se han posicionado como una necesidad para diversos sectores.
El hecho de olvidar apagar el micrófono y convertirse en el centro de atención al dejar escuchar comentarios ofensivos o fuera de lugar hacia los otros usuarios y los descuidos de la cámara allegados a la locación donde se encuentra la transmisión se pueden convertir en material para un nuevo video viral de descuidos en el entorno. O simplemente el no poder llevar a cabo un ejercicio de comunicación fluido al no poner un orden y control de la sesión que resulta en algo hartante para los demás usuarios.
Los docentes siempre hemos tenido un reto al estar inmersos en la educación a distancia, el hecho de poder tener un correcto manejo, una infraestructura apta para el desempeño de labores y sobre todo desarrollar una conciencia sobre temas digitales de pertinencia es una necesidad, cosa que para muchos de los docentes acostumbrados a lo tradicional y reacios al avance tecnológico se hace indistinto el uso de las TIC, trayendo con este tipo de pensar un problema trasladado y reflejado a los alumnos.