Las instituciones son formas de hacer las cosas, modos de discutir, tomar decisiones, modalidades para administrar recursos, que se encuentran expresadas en tradiciones seculares o que se han manifestado en leyes o contratos, o que han sido aceptadas por la costumbre; en todo caso, se respetan como normas para las actividades de una comunidad.
Los derechos de propiedad son una de las instituciones más importantes de la arquitectura social y económica. Si los derechos de propiedad están claramente definidos, los agentes económicos tienen la certeza de que ellos mismos se apropiarán de los rendimientos de sus activos, y las nuevas inversiones reflejarán las oportunidades de ganancia esperada que surgen de los mercados.
Si las instituciones que hacen cumplir los derechos de propiedad no se adaptan a las oportunidades que ofrecen los mercados para los agentes económicos, pueden surgir conflictos violentos relacionados con el uso y usufructo de los activos productivos.
El conflicto legal y/o violento sobre el activo será entonces el reflejo de la debilidad de los derechos de propiedad en el nuevo contexto económico y, por ende, del fracaso de las instituciones del Estado y del gobierno, ya sea para diseñar un nuevo conjunto de derechos de propiedad acordes con la nueva situación económica o de existir para hacerlos cumplir.
Ningún sistema económico puede concebirse sin una estructura jurídica dada y es necesario analizar la posibilidad de adaptación de las instituciones jurídicas al sistema económico para lograr una mayor eficacia en la evolución de la economía.
El premio Nobel de Economía Douglas North sostiene, cuando explica el desarrollo del mundo occidental, que si una sociedad no crece es porque no existen incentivos para la iniciativa económica.