Estos territorios han trabajado fundamentalmente en tres vías: la puesta en marcha de programas de estímulos fiscales, esto es, que se establecen beneficios en impuestos para aquellas empresas que subroguen actividades de investigación y desarrollo (I+D) a las universidades y centros de investigación; en segundo lugar, por el otorgamiento de facilidades para la instalación de las industrias; y, finalmente, acrecentar la inversión privada y pública en la formación de talento humano para la investigación, desarrollo tecnológico e innovación.
El reto que tienen estos modelos de asociación territorial es convertirse en una diáspora, sus mecanismos de difusión e intercambio de conocimiento se deben basar en redes y organismos que facilitan el aprendizaje como el elemento soft de cualquier iniciativa de desarrollo regional.
La tarea pendiente para los recientes modelos que en México se han emprendido es sostener la integración y colaboración de actores hacia un mismo fin, aunque con distintos objetivos, señalo 10 elementos esenciales:
- Priorizar aglomeración espacial de actividades económicas y sociales,
- Promover lazos con las universidades y centros de investigación,
- Integrar a empresas tractoras para que detonen e impulsen las actividades económicas,
- Incentivar que fondos del capital de riesgo apoyen también emprendimientos de base tecnológica en etapas tempranas,
- Buscar que fundaciones y asociaciones civiles impulsen la participación de los ciudadanos como el centro de la acción económica y social del conglomerado.
- Garantizar la participación de los órganos de gobierno como los responsables de hacer valer el estado de derecho.