(Expansión) – La emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus ha generado un entorno complicado para las inversiones. La incertidumbre que rodea la evolución de la pandemia, desde el control de los nuevos casos, hasta la posibilidad de una vacuna y los rebrotes ante la reapertura de la economía, implica menos disposición por parte de los extranjeros para invertir sus recursos en general, pero sobre todo en economías que consideren más riesgosas. En este contexto, las expectativas para la inversión extranjera en México durante el año son adversas y las perspectivas para los años siguientes se consideran altamente inciertas.
Para entender este panorama, es importante identificar los elementos de naturaleza coyuntural y estructural que están influyendo en la evolución de la inversión extranjera.
En primer lugar, desde el punto de vista coyuntural, el impacto del COVID-19 se tradujo en una fuerte aversión al riesgo. Esto impactó en los flujos de capitales hacia las economías emergentes y México no fue la excepción, lo cual se entiende por la búsqueda de activos de resguardo por parte de los extranjeros.