En los peores momentos de la incertidumbre generada por la pandemia, a la que se sumó la guerra de precios de petróleo entre Rusia y Arabia Saudita, el credit default swap (CDS) de México a cinco años se incrementó más de 100% con respecto a los niveles del año pasado, mientras que el tipo de cambio se disparó hasta 25 pesos por dólar, borrando las ganancias de inicio de año.
El deterioro en los indicadores de tipo de cambio y CDS nos decían que se avecinaba una fuerte salida de capitales. Tal es así, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una salida de flujos acumulada de 15.4 billones de dólares en el mercado de valores gubernamentales entre finales de febrero y principios de julio. El impacto de la pandemia sobre la inversión de cartera ha sido claro, pero ¿qué se puede esperar en los siguientes meses?
Considero que la reapertura gradual de la economía y la expectativa de un repunte en el segundo semestre podrían resultar en una recuperación desde el punto de vista de la inversión de cartera. De hecho, los indicadores de riesgo y el tipo de cambio ya han recuperado terreno, y las expectativas de organismos internacionales, como el Instituto Internacional de Finanzas, son de un repunte en los flujos de capitales hacia economías emergentes, tanto en renta variable como en renta fija.
Cabe destacar que, en mi opinión, esto no bastaría para contrarrestar la pérdida en inversión de cartera que ya se ha dado porque la incertidumbre en torno a la pandemia seguiría latente, así como el efecto final sobre la economía y las finanzas públicas.
En segundo lugar, el punto de vista estructural es más importante para entender el comportamiento de la inversión extranjera directa (IED). En este aspecto, México cuenta con fortalezas que se han construido a lo largo de los años, como un Banco Central autónomo con un elevado grado de credibilidad, un nivel adecuado de reservas internacionales, la línea de crédito flexible del FMI, una posición externa sostenible y más recientemente la entrada en vigor del Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que ayudó a eliminar la incertidumbre respecto a la evolución del comercio en la región norteamericana.