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Romper esquemas y aprehender la vida

Lo esencial de educar es atraer la atención en forma constante sobre el conocimiento, los valores, los problemas y los casos, opina Rafael Campos.
lun 24 agosto 2020 01:00 PM

(Expansión) – El proceso básico de la comunicación se basa en una persona que emite un mensaje, el cual viaja por un medio o canal y es captado por un receptor. Este camino unidireccional garantiza la emisión. Sin embargo, no dice nada de cómo se capta el mensaje y el contexto de quién lo recibe.

En educación esto es lo que se denomina un proceso pasivo. El catedrático expone, describe, prescribe y da por sentado que los alumnos reciben y aprenden. El buen maestro es el que se expresa con elocuencia, sustento científico y es reconocido por su sabiduría.

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Sin embargo, pretender que se logre una formación de calidad sólo con la emisión de contenidos educativos en todos los niveles por medio de canales dedicados a emitir material académico de acuerdo a cada año y nivel escolar es fijarse exclusivamente en el medio y el contenido.

Hace falta el considerar las condiciones del receptor, la acción de interacción entre quién enseña y quién aprende, el proceso de adquisición del mensaje o conocimiento por quién aprende. En pocas palabras, el cómo agarra y aprehende la información la persona que escucha.

En el modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana, que entrará en vigor a partir del ciclo escolar 2021-2022 y que se transforma en guía de la educación en este sexenio, se cuenta con un eje de alto nivel que es análogo al sistema educativo japonés y de Singapur.

Los tres sistemas educativos se enfocan en la persona, la familia, los valores nacionales. Dentro del perfil que se resalta está el fomento a los valores cívicos, morales, el pensamiento crítico, los vínculos afectivos y las actitudes solidarias de los individuos.
Es decir, la responsabilidad, el respeto, la resistencia y la integridad son elementos claves de los valores que tienen que aprehender, agarrar y asimilar tanto las niñas, como los jóvenes del país.

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El reto es cómo convertir estos ideales en valores vividos que se transformen en vida en conductas: niños seguros de sí mismos, adolescentes críticos que definen qué hacer en su propio crecimiento personal, bachilleres preocupados por las ciencias y las humanidades con sentido social, universitarios que se emplean y emprenden con fines productivos, cerrando con ciudadanos educados que evolucionan en contribuyentes que pagan sus impuestos para retribuir al país todo lo recibido por el sistema educativo.

El instante actual en el que el proyecto “Aprende en Casa” cubrirá sólo a 30 millones de estudiantes de 16 estados es el mejor momento para romper esquemas y volver a la esencia de la enseñanza. Sacar lo mejor de cada niño tiene en las mamás a su mejor aliada. Compartir tiempos para verificar cómo está el joven adolescente, permite al padre ver a los ojos a su hijo. Debatir con ideas sobre por qué es conveniente que todos se apoyen en casa para mantener el orden, sanidad, limpieza y espacios para las diferentes actividades, es el mejor territorio para una negociación entre todos.

OPINIÓN: Educar para la adversidad

Las madres, padres y tutores tenemos en esta zona de encierro, salidas limitadas, ejercicios físicos restringidos, incertidumbre económica y retiro forzado, la mejor oportunidad para una formación, impulso y desarrollo de los valores en los hijos. El testimonio de vencer la primera batalla del día al levantarte y tender la cama.

Posteriormente, tener tiempos específicos para limpieza, cambio de ropa, desayuno y de ahí sintonizar el canal con los contenidos del nivel educativo forzarán a entender que es difícil tener un rol de padre y maestro, de juez y parte. Desde la humildad de la incapacidad, aceptar que se es madre y padre. Como tal, ser catalizadores del proceso. Acompañar a la hija a que atienda la clase, pero aceptar sus errores.

Estos elementos básicos del proceso educativo son los impulsores de un aprendizaje activo e interactivo que marcarán ideas claras de adaptación a la realidad en cada persona.

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Si se logra que cada niña, joven y bachiller aprehendan la competencia de aprender a aprender a su nivel, se habrá conseguido bajo presión y crisis, un gran salto en la educación de los mexicanos. El conocimiento científico y tecnológico avanza, cambia, evoluciona. La habilidad y competencia de cuestionarse por qué, para qué, cómo, cuándo y dónde en forma permanente, dan el cincel y martillo de construcción del conocimiento y las competencias.

No es necesario que las madres, padres y tutores dominen las ciencias de la educación para que los niños y niñas aprehendan. Tampoco es esencial que los profesores sean expertos en micro enseñanza y dominio de las técnicas de comunicación de los medios masivos.

OPINIÓN: La personalización del aprendizaje por medio de nuevas tecnologías

Lo esencial de educar es atraer la atención en forma constante sobre el conocimiento, los valores, los problemas y los casos. El dar testimonio e inspirar a los oyentes a cuestionarse cómo vivir a plenitud hoy (“Carpe diem” de Quinto Horacio Flaco) y aprehender cada momento en el intento.

Nota del editor: Rafael Campos Hernández es Rector Institucional de Aliat Universidades. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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