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Educar para el empleo digital

La venta en línea de los grandes consorcios ha obligado a una expansión de los canales de distribución que incrementan el estrés en la logística a lo largo de todo el país, opina Rafael Campos.
mar 21 julio 2020 05:00 AM

(Expansión) – La situación actual del país nos lleva a replantearnos los paradigmas de la educación superior y del trabajo. Por una parte, experimentamos la mayor crisis de desempleo a nivel mundial de los últimos años debido a las repercusiones de la pandemia del COVID-19; por otra, tenemos un crecimiento de aquellos sectores que exigen el manejo de habilidades digitales.

De acuerdo a datos de Microsoft (2020), las 10 carreras de mayor relevancia en los próximos años relacionadas con la tecnología de información estarán vinculadas a temas de: soporte, administración, ventas, servicio al cliente, desarrollo de software, marketing digital, administración de proyectos, análisis financiero, análisis de datos y diseño gráfico, las cuales requieren del desarrollo de habilidades digitales.

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En el sector público y privado las organizaciones están buscando dar atención a la población utilizando los servicios en la nube desde la generación de un documento de identidad, cédulas profesionales, firma digital para el pago de impuestos, banca electrónica, súper a domicilio, teletrabajo y educación a distancia. La venta en línea de los grandes consorcios ha obligado a una expansión de los canales de distribución que incrementan el estrés en la logística a lo largo de todo el país.

Hoy es el momento en el que tanto estudiantes como maestros debemos dejar el viejo modelo de formación presencial de la época griega y escolástica. Hoy los nuevos paradigmas pasan por videoconferencia, WhatsApp, TikTok y las plataformas digitales para la administración del aprendizaje propios de Gates, Jobs y Musk.

La democratización de la educación se da de facto por el acceso libre a fuentes de información de portales como: Ted Talks, Khan Academy, Open Course Ware de MIT, Yale, Free Course de Stanford o PQDTOPEN, entre otras fuentes de calidad.

Hoy la información se encuentra a la mano teniendo acceso a un celular con internet. Es el momento de medir aprendizaje por: acceso a información, consumo de contenido relevante para la vida o el trabajo, desarrollo de habilidades digitales, compromiso del alumno con su desarrollo académico, evidencias de sus competencias adquiridas, experiencia en el campo laboral por los servicios sociales, ética personal y las prácticas profesionales que pueda ejecutar.

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Un elemento crucial de esta etapa es que la tecnología permite ahora el diseño personalizado de la experiencia de enseñanza. Detectar con qué medio de contenido -sea texto, video, gráfico, animación- aprende mejor una persona, inicia un perfilamiento de su estilo de adiestramiento y medio efectivo de desarrollo. Asimismo, se pueden establecer características específicas de los perfiles laborales que requiere la industria de acuerdo a las nuevas demandas de mercado.

Al integrar las necesidades laborales con los perfiles de formación, se agiliza encontrar la figura que mejor llena los requerimientos de una compañía. Además, se expande la capacidad de aprendizaje continuo más allá de lograr un título universitario que exige la presencia de los escolares durante 4 años de su vida en las aulas.

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Viene un momento de reinvención permanente de los educandos y los profesionistas en habilidades transversales, competencias digitales, focalización a fortalezas individuales vinculadas a necesidades de mercado y creatividad individual de reinvención para una adaptación permanente a las nuevas demandas.

El enfoque clave en el próximo lustro es el desarrollo de los universitarios en la adquisición de destrezas y competencias para el mercado laboral más que en lograr un título y cédula. De hecho, los negocios aprecian el valor que aporta una persona por sus competencias y talentos más que por los títulos académicos adquiridos.

Es aquí donde las certificaciones de competencias, los microcursos de actualización, la adquisición de habilidades específicas para el momento y la flexibilidad de acción de los profesionistas para los nuevos trabajos son el nuevo paradigma de preparación continua y para toda la vida.

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Las nuevas necesidades de los individuos, las organizaciones y de México pasan por la renovación digital. Durante esta pandemia se ha visto cómo las empresas que se aceleraron en mostrar su madurez digital son las que han logrado optimizar costos, expandir servicios y mantenerse vigentes. El mismo principio aplica a los jóvenes y a los profesionistas.

El nuevo trabajador digital debe de romper el esquema del empleo de las 9:00 a las 18:00 horas, abrir el espacio a una colaboración continua, mantenerse informado de las necesidades de sus clientes, ampliar su alcance territorial por las nuevas tecnologías, expandir sus redes sociales, establecer lazos de confianza en proyectos comunes.

OPINIÓN: ¿Cómo educar para la adversidad?

Con todo esto, también surge el reto de fortalecer los lazos familiares, incrementar las relaciones de amistad, mantener un balance de salud, buscar un equilibro de vida. El reto exige volver a la esencia de nuestra humanidad. Adaptarnos permanentemente como mujeres y hombres de un mundo nuevo digital que ya está aquí, pero que todavía no vislumbramos a plenitud.

Nota del editor: Rafael Campos Hernández es Rector Institucional de Aliat Universidades. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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