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Rumbo a la recuperación económica, ¿ya pasó lo peor?

El hecho de que ya haya pasado lo peor de la crisis es como decir que el paciente salió de terapia intensiva, pero sigue hospitalizado y no ha recuperado su movilidad, opina Jordy Juvera.
sáb 29 agosto 2020 01:00 AM

(Expansión) – En las últimas semanas se ha propagado la idea de que ya pasó lo peor de la crisis económica y que estamos en una senda de recuperación. Esta idea ha sido diseminada tanto por figuras políticas como por analistas económicos; sin embargo, es necesario tomar estas declaraciones con reservas porque pueden llevarnos a interpretaciones equívocas.

Cuando los analistas económicos precisan que ya pasó lo peor de la crisis, aluden a una cuestión esencialmente numérica; específicamente se refieren al hecho de que durante el segundo trimestre de 2020 (2T20), la economía se contrajo en aproximadamente 17% con respecto al 1T20, siendo la mayor caída del PIB en la historia. Para el 3T20 se espera un fuerte repunte que podría ser del orden del 10%.

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Esta expectativa se fundamenta en el crecimiento de la actividad industrial, que se benefició al ser catalogada como actividad esencial y que tomó impulso por la reapertura en Estados Unidos a través del comercio exterior.

Otro elemento a favor de la recuperación es el incremento de la movilidad en muchos estados de la República Mexicana, que derivó en la reapertura parcial del comercio y de múltiples servicios. Un ejemplo de lo anterior es el aumento de 7.8% en los ingresos de las empresas comerciales al por menor en junio.

Ahora bien, esto simplemente significa que la economía pasó de un cierre parcial a una reapertura parcial, pero no implica que se vaya a recuperar rápidamente, y es aquí donde las interpretaciones con la noción de que “ya pasó lo peor” pueden ser equívocas.

Haciendo una analogía con la medicina, como la que suelen hacer los economistas al tratar a la economía como un paciente, el que ya haya pasado lo peor de la crisis es igual a decir que el paciente salió de terapia intensiva, pero sigue hospitalizado, y que aún no ha recuperado su movilidad ni la totalidad de sus funciones. En este sentido, su evolución permitirá analizar los daños de largo plazo que el paciente presentará.

En el caso de la economía, aunque algunos sectores reabrieron, la mayoría está operando a un nivel muy por debajo de su capacidad. Aquí es donde está el problema, ya que los costos fijos que enfrentan las empresas no van a disminuir y la demanda por sus servicios sí estará limitada, de manera que, con una capacidad menor, se buscará, en primer lugar, reducir costos variables, principalmente los laborales, lo que indica más desempleo o, en caso de negociación, una disminución de salario.

Un gran número de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyME) no podrán contraponerse a esta situación y eventualmente quebrarán, lo que podría darse rápidamente en los primeros meses o incluso a semanas de la reapertura de cada sector.

Una manera en la que esto se plasmará en los indicadores económicos será en el incremento de la tasa de desempleo, y no me refiero a la creación de empleo formal, que es la minoría de la población ocupada, sino a la tasa de desempleo que concentra también a la población informal, ya que esta última será la más afectada al ubicarse en el sector comercial y de servicios.

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Con el quiebre de muchas MiPyME en el tercer trimestre, y con el incremento en la tasa de desempleo, una desaceleración significativa de la economía a partir del 4T20 será inminente, a menos que se aplicase un remedio efectivo.

En la alopatía se buscan tratamientos que mitiguen o contrarresten los síntomas de la enfermedad para lograr la recuperación del paciente. En el caso de la economía, los hacedores de política pública utilizan lo que se conocen como políticas contracíclicas.

Si hace falta liquidez en el mercado se imprime dinero o se bajan las tasas de interés para incentivar la demanda por crédito; si hay una caída en el ingreso de las personas se disminuyen impuestos o se otorgan subsidios para que las empresas puedan enfrentar sus costos.

En México, sólo la política monetaria ha buscado un enfoque contracíclico, pero esta es insuficiente para generar un resultado efectivo, sobre todo si la política fiscal va en dirección opuesta. De hecho, se puede considerar que el Gobierno está aplicando una política fiscal restrictiva, es decir, se está aplicando el método opuesto a la solución, porque se cree que mantener la deuda estable es más importante que apoyar los ingresos de las personas.

Con esta dinámica, no podemos esperar que la economía se recupere sola; el consenso del mercado espera que el nivel de producción previo a la pandemia (18.8 billones de pesos en el 4T19) se retome hasta 2023, después de haber disminuido a casi 14.9 billones de pesos en el 2T20, pero para ese entonces México tendrá una población 3 millones más grande y empobrecida, así que para muchos lo peor aún no pasa.

Nota del editor: Jordy Juvera es Licenciado en Economía por el ITAM. Actualmente es Asociado Senior de Economía en HR Ratings y cuenta con experiencia en el sector público, así como en investigación económica y en el mercado de capitales. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones presentadas son responsabilidad del autor y no necesariamente coinciden con las de HR Ratings.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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