Esto es algo que casi no se aborda en los programas académicos de liderazgo y dirección de equipos. En ellos no es común encontrar un módulo de autocuidado o la importancia de ver por uno mismo, pero es esencial.
Seguramente lo has vivido: cuando estás cansado, y no has dormido lo suficiente, no puedes estar al 100% para apoyar a otros.
Me parece que esta tendencia de no ver por uno mismo tiene que ver con una visión limitada del liderazgo.
Mensajes poco realistas y deshumanizados como “siempre hay que ver por los demás”, “tus necesidades deben ser las menos importantes”, “lo único que hay que cuidar es enfocarte en tu equipo”... hacen pensar que ver por ti es egoísta.
Conozco historias de líderes que ejercen niveles de entrega tan altos que tarde o temprano “se quiebran”. Además, hay el riesgo de que esa actitud la traslades a otros roles de tu vida: como pareja, como hijo/a y como padre o madre.
Ten cuidado, puede ser una actitud que transmitas a tus hijos/as sin querer. Me viene a la mente la frase “No te preocupes si tus hijos no te escuchan…te observan todo el día”. Repara en ti aquello que no quieres que tu hijo/a repita.
La lección que hay que aprender es que no se puede ser un gran líder si no procuras tu autocuidado, así que tú eres prioridad.
Es exactamente igual que las indicaciones que dan los sobrecargos del avión en relación a lo que se debe hacer en caso de despresurización: cuando las mascarillas de oxígeno caen, primero debes colocarte la tuya y después ayudar a los demás a colocar la suya.
Este es el orden en el que funciona no sólo con tu equipo, también con tu familia, tus amigos y tu comunidad.