Desde la revolución industrial, esto ha originado el negocio energético en forma pura sin medir las consecuencias al ver el beneficio que podría tener para una zona, país, región o el mundo el crecimiento económico y el desarrollo de una población. Esto trajo como consecuencia en algunos países un crecimiento poblacional desmedido, y derivado de esto una exigencia en forma creciente de una demanda de energía para la vida cotidiana de cada persona en sus hogares y lugares de trabajo.
Este crecimiento de la población trajo consigo que mucha gente dejara las zonas rurales y se fuera a buscar mejores oportunidades de trabajo a ciudades dentro de su país y otros; ocasionó que el consumo de la energía se concentrara en estas zonas y ante esta situación, por la falta de espacio, tuvo que buscar lugares que permitieran colocar las tecnologías que transforman a las energías primarias, como la creación de centrales eléctricas, refinerías, petroquímicas, carboeléctricas, nucleoeléctricas, hidroeléctricas, plantas eólicas, solares, geotérmicas entre otras en zonas, invadiendo aún más a la naturaleza.
Toda esta tecnología insertada en espacios que eran de la naturaleza eliminó la posibilidad de mantener un ecosistema equilibrado, como fue concebido en un inicio para los seres vivos. Hay que dejar claro, la naturaleza estaba primero y después llego el homosapiens con “sentido común” a establecer la tecnología.
Al haber un crecimiento exponencial de la economía basada en la industria-tecnología y en forma paralela con el crecimiento poblacional, el ser vivo con razonamiento empezó a enfermar y temer por la salud, ante los altos trastornos que estaban aconteciendo para poder sobrevivir en el planeta. Lo primero que se dio es la mala calidad del aire que respiraba como consecuencia de los contaminantes que emanaban, principalmente de los escapes en el transporte, para mover a cada individuo o sus mercancías ante la llamada regionalización y después mutar a la globalización.
Ante esta circunstancia, los gobiernos de algunos países crearon la medición del aire y solicitaron la mejora de los combustibles que eran utilizados en los motores con el objetivo de tener una combustión completa y que no se tenía, creando hasta la actualidad oxigenantes, aditivos y eliminando azufre-plomo, ligado con la mejora del rendimiento de los motores en una mayor cantidad de kilómetros por recorrer que utilizaban menos combustible.
Algunas empresas como Valero, Exxon, Shell, BP entre otras han invertido en mejorar ante las exigencias mundiales y se han adaptado al mundo para tener carros híbridos.
Después, ante el incremento del uso de tecnología en los hogares, trabajo y en la vida cotidiana del humano, se tuvo la necesidad de crear una mayor forma de tener electricidad en cada rincón del mudo que fuera posible llegar. Esto ocasionó buscar fuentes de forma barata como el carbón y petróleo crudo; en un inicio no hubo interferencia de la cantidad de contaminantes que emanaban y al ver que no era suficiente ante el crecimiento en la demanda de electrones, se crearon tecnologías como hidroeléctricas (se eliminaron en algunas regiones extensiones bastas de terreno y se pretendió controlar a la naturaleza).
También nucleoeléctricas, que en un futuro ocasionaron en algunos lugares por accidentes exposiciones de seres vivos con consecuencias en cada uno de ellos y que en la actualidad se han creado los parques eólicos y solares, cuyo objetivo es tener una emanación cero de contaminantes al crear energía secundaria, como es la electricidad.