Este escenario nos lleva necesariamente a recurrir a la inteligencia colectiva y a la suma del conocimiento de varias personas para encontrar nuevos enfoques y formas distintas de hacer las cosas.
Si bien es cierto que la innovación y la tecnología es en lo primero que pensamos como herramienta para hacer frente al cambio de paradigma en el que hoy nos encontramos, no solo a nivel empresarial sino también personal, la realidad es que son las personas quienes alimentan este concepto, aportando nuevas ideas y soluciones a los conflictos actuales; pero no cualquier tipo de personas, si no aquellas en estado “engaged”, comprometidas, implicadas, conectadas, es decir personas colaborativas, en ellas está el secreto para llevar a una compañía al éxito.
Por lo tanto, el verdadero capital y el activo más importante de las empresas es su gente, pero cuidado, no podemos solo decirlo, también hay que demostrarlo con hechos, pues lamentablemente no siempre se actúa de manera consistente.
Para lograrlo debemos permitir que las ideas de las personas “engaged” florezcan desarrollándose bajo una visión clara de hacia dónde van, echando mano de herramientas que ayuden a que esa colaboración fructifique y se pueda materializar.
Para ello será necesario ajustar los modelos de gestión, superando las jerarquías fundamentadas en el “ordeno y mando”, la estandarización de las personas o en el control, pues si bien estos organigramas funcionaban en entornos no cambiantes, las circunstancias en las que hoy vivimos demandan que las organizaciones se comporten como una red horizontal, favoreciendo con ello la colaboración entre los distintos elementos que conviven no solo al interior de la compañía sino también desde el ángulo de clientes y proveedores, para así incorporar visiones valiosas al negocio y mostrar con ello una imagen al interior y al exterior permeable, flexible y dispuesta a hacer de la colaboración su mejor herramienta.
Otro punto importante a considerar para generar verdadera colaboración es la implementación de una cultura basada en la confianza y transparencia, pues para que se produzcan procesos cooperativos entre los distintos equipos, será necesario tener la confianza de que existe el interés por escucharnos y se nos permitirá actuar, pues es común que exista un gap muy importante entre quien toma las decisiones y quien tiene las ideas.