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Trump o el escrutinio del Quinto Poder

Se ha puesto sobre la mesa nuevamente el debate sobre el poder de las empresas tecnológicas y su falta de responsabilidad social, considera Maricarmen Fernández Chapou.
mié 17 febrero 2021 01:00 AM

(Expansión) - El pasado 13 de febrero Donald Trump fue exonerado, luego de que enfrentara su segundo juicio político (es el único presidente de los Estados Unidos doblemente juzgado hasta ahora), acusado de incitar a la violencia. No se sostuvo el argumento de que había azuzado a sus seguidores, quienes irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero, en protesta por el triunfo de Joe Biden, y cobraron la vida de 5 personas. Pero, si bien ha salido librado del escrutinio del Estado, el de la opinión pública queda aún por dictar sentencia.

Ya la empresa Twitter lo había expulsado de su plataforma, cuya cuenta @realDonaldTrump acumulaba más de 88 millones de seguidores. Esto debido a la polémica que suscitaron un par de tuits donde hacía un llamamiento a sus partidarios, “grandes patriotas que votaron por mí”, de alzar la voz y “ salvar a su país ”. Con la eliminación de esa cuenta personal, pero que usaba Trump también con fines propagandísticos, se desató un fuerte debate en torno a la incidencia de empresas tecnológicas en la política y su roce con la libertad de expresión.

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El propio Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter, expresó su incomodidad con la eliminación de las cuentas del presidente saliente: “Sienta un precedente que considero peligroso: el poder que un individuo o una corporación tiene sobre una parte de la conversación pública mundial”, escribió en su propia red . Y tiene razón.

No es la primera vez que redes sociales como Twitter o Facebook se ven implicadas de una manera insospechada en la vida pública de un país. Sin ir muy lejos, fue a estas herramientas que se les atribuyó el triunfo de la llamada “primavera árabe” en 2011, o del movimiento del 15M en Madrid el mismo año. En ellas, las protestas civiles que se produjeron hace una década en Egipto, Túnez o Libia y que derrocaron al poder, tuvieron su mejor herramienta de organización, y durante el 15M Twitter fue el principal altavoz de un movimiento que luego inspiraría al Occuppy de Wallstreet.

Asimismo, desde la campaña de Barak Obama se presintió el gran poder que tendrían estas herramientas para hacer propaganda en época de contiendas presidenciales, y se normalizó su utilización con estos fines. Hillary Clinton dejaría claro que “ Twitter había cambiado la política ” cuando, siendo aspirante a candidata por el partido Demócrata, lo usó para anunciar que se presentaría a la elección. “A un lado quedaron comunicados, notas de prensa o comparecencias en la televisión como los canales habituales para hacer públicas decisiones importantes. ¿Para qué pasar por los medios de comunicación si puedes comunicarte directamente con tus seguidores?”.

En efecto, se le considera hoy en día a las redes sociales el Quinto Poder , capaces de movilizar a grandes sectores de la población, incidir en la vida y agenda públicas y trascender fronteras; también para, como lo hiciera antes el llamado Cuarto Poder, la prensa, pedir cuentas al Ejecutivo, procurando el equilibrio democrático.

Sin embargo, es un arma de doble filo, pues funge al tiempo como plataforma de grupos ultraderechistas como QAnon, al que se le atribuye el asalto a la Casa Blanca , supuestamente embravecido por los llamados de Trump.

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#QuéPasóCon las restricciones de Twitter?

Asimismo, Twitter es una de las compañías más poderosas del mundo, y también le conviene contar con clientes prolíficos que le acarreen 88 millones de seguidores. ¿Es casualidad –se preguntan algunos—que sea condenado el presidente por la red social, apenas ahora cuando está a punto de expirar su poder?

Es esta tensión entre el interés público de los asuntos políticos y el privado de las grandes compañías, lo que ha hecho sospechar de la decisión de vetar al expresidente, y ha puesto sobre la mesa nuevamente el debate sobre el poder de las empresas tecnológicas y su falta de responsabilidad social.

“Los grupos y activistas de derechos humanos llevan años instando a estas empresas a hacer más para eliminar el contenido que fomenta la violencia en diversas partes del mundo”, asegura Agustina Del Campo, directora del Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información de la Universidad de Palermo. “La verdad es que –dice– a pesar de las buenas intenciones, estas empresas no garantizan la aplicación o cumplimiento uniforme o de sus normas ”.

Así las cosas, ¿a quién corresponde ejecutar la sentencia de la opinión pública sobre el expresidente Donald Trump? ¿Se puede hablar de censura o libertad de expresión cuando una compañía actúa en respuesta, sí, de la presión social, pero en función de una decisión empresarial? ¿Y dónde radica, en todo esto, la responsabilidad social de los medios y su misión de vigilar al Poder? Mientras tanto, los Trump, padre e hijo, advirtieron de la creación de su propia plataforma y han dicho que no serán silenciados.

Nota del editor: Maricarmen Fernández Chapou es Directora de la Carrera de Comunicación y Periodismo en el Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe. Síguela en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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