La valla de la ignominia

Mientras llega la cita con las urnas el próximo 6 de junio, es evidente que el gobierno se ha ganado a pulso el repudio de los movimientos feministas, señala Horacio Vives Segl.

(Expansión) - De cara al 8 de marzo de 2021, el gobierno federal decidió montar una espectacular valla para proteger Palacio Nacional, entre otros monumentos, ante previsibles desmanes en el marco de las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer.

Al llegar la fecha de la cita con la historia y la rendición de cuentas, el presidente y su séquito tomaron varias decisiones torpes y absurdas, una de las cuales representó, en toda su magnitud, un ícono que será recordado por mucho tiempo como sello de esta administración.

Las fotos de la sede del Poder Ejecutivo rodeada por un enorme muro metálico dieron la vuelta al mundo y se convirtieron el origen de incontables críticas, sátiras y memes. Prontamente, como era de esperarse, distintos colectivos feministas “intervinieron” la prosaica y ofensiva valla, escribiendo miles de nombres de mujeres violentadas (muchas de ellas asesinadas y desaparecidas) e incorporando flores, cruces y otros símbolos; luego, para rematar, vinieron las ingeniosas y muy rudas proyecciones sobre la fachada de Palacio Nacional.

Todas esas intervenciones lograron trasformar el infame muro en un potente memorial que se convirtió en el principal símbolo de la lucha feminista en México. Intervenciones similares se produjeron en diversas ciudades del país.

Y como ya es costumbre, otra vez López Obrador volvió a reaccionar mal, de nueva cuenta con la cansina cantaleta de que “las fuerzas conservadoras” manipulan las protestas femeninas y luego la innecesaria escena de la foto con las integrantes de su gabinete y su forzada, penosa y desganada porra.

Seguramente escudado en las cifras que mantienen al presidente y a su partido como la opción más competitiva de cara a las elecciones a celebrarse en menos de tres meses, el lopezobradorismo prefiere seguir apostando a la polarización del “pueblo pobre” contra “la oligarquía corrupta”, en vez de dar soluciones a los movimientos de mujeres.

Ya veremos el 6 de junio si esa apuesta no le sale cara. Mientras llega la cita con las urnas, es evidente que el gobierno se ha ganado a pulso el repudio de los movimientos feministas: no ha hecho más que incrementar las desigualdades y violencias de millones de mujeres, mientras discursivamente las minimiza.

Por diversas razones la valla de Palacio Nacional fue asociada al Muro de Berlín o al de frontera con Estados Unidos. Tal vez esas analogías no sean las mejores, pero sí dio claro testimonio de una voluntad autoritaria y unilateral que confronta, divide y lastima a la población.

La ignominia y el absurdo se cuentan solos: un presidente que se jactaba de austero, de no necesitar protección y que inclusive —en ese populismo discursivo— desmanteló al Estado Mayor Presidencial, dio ante el mundo entero la imagen de sitiar “su” palacio para resguardarse a piedra y lodo.

Hubo represión policial y uso de gas lacrimógeno contra las manifestantes, además del aterrador despliegue de un novedoso “

” que claramente parecía un arma de fuego. Y uno se pregunta, ¿cuál cadena de funcionarios incompetentes fue incapaz de prever que eso sucedería?

Algo que no había pasado antes en el país en tiempos de paz. Una clara señal de desprecio y terror hacia millones de mujeres que viven graves condiciones de violencia e inseguridad ante la indolencia de este gobierno.

Nota del editor: Horacio Vives Segl es licenciado en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano (Argentina). Síguelo en

. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.