El presidente, desde su posición de poder, nos está diciendo: ustedes no valen, no nos importa si han sido acosadas, abusadas, violadas o incluso asesinadas. Lo que importa es protegernos entre nosotros los hombres y ustedes solo nos cansan con sus quejas.
Está reforzando un mensaje que durante milenios nos han querido hacer creer: las mujeres sólo se quejan, no hay que darles voz porque inventan cualquier cosa para tener fama o hacerse ver. Nos cansamos de oírlas diciendo que nada les parece.
Este mensaje con el que hemos tenido que crecer hoy se verbaliza desde el poder con su “ya chole”, es decir, ya me harté de ustedes. Esto quiere decir: no sólo no las escucho, sino que las vuelvo a violentar porque lo que tengan que decir no es importante y también molesta.
Dicho mensaje viene ligado con otro muy grave también: las mujeres son “tontas” y manipulables, no se quejan porque estén hartas de vivir violencia, lo hacen porque alguien más las manipula con un fin político.
En un solo discurso, desde la mayor tribuna pública, el presidente hizo una declaración que de fondo nos violenta absolutamente a todas, reforzando el machismo rampante que existe en este país: las mujeres no tienen inteligencia suficiente, mienten o se victimizan, nos tienen cansados y su voz no vale.
Suficientemente doloroso es este mensaje que representa en su máxima expresión el pacto patriarcal, pero lo que hiere más es que algunas mujeres se sumen, defendiendo al presidente ya sea en acción u omisión.