La disparidad en la vacunación y los repuntes en países como India retrasarán el proceso en el que nos adaptamos ambos organismos hasta el grado en que solo se trate de una fuerte gripe. Antes, cobrará muchas más vidas y mutará cuantas veces sea necesario para sobrevivir.
Eso impactará en la industria internacional de servicios, particularmente en el turismo, que deberá diseñar un mayor número de protocolos, medidas sanitarias y estrategias de comunicación para generar confianza entre sus clientes.
Los destinos más populares en Asia y en África tendrán problemas para atraer a los desconfiados turistas europeos o estadounidenses, aún vacunados, sin contar con las restricciones que deberán imponer para su acceso si desean evitar otras olas de contagio.
Además, el mercado de trabajo enfrentará escasez de mano de obra en restaurantes, hoteles, bares, sitios de comida rápida y estanquillos. La pandemia ha provocado una reflexión profunda entre millones de personas que consideran seriamente buscar otras actividades.
El reciente anuncio de la cadena estadounidense de restaurantes Chipotle, de subir salarios para atraer empleados, anticipa que el modelo de pago mínimo, muchas horas, y ningún beneficio, hará agua entre las y los jóvenes, quienes no piensan regresar pronto a un mostrador.
Las tasas de natalidad han descendido por primera vez a niveles históricos y esa misma población joven está analizando sus opciones de vida, antes de tomar la decisión de adquirir un crédito hipotecario, tener un hijo o endeudarse con un posgrado.
No parece ser el miedo a una siguiente pandemia, cuya enfermedad resultara fatal, como el diseño de un sistema económico que amenaza el clima del planeta y complica el avance financiero de cada generación.