En este sentido, Sebastián Lancman, uno de los asesores más destacados de la principales firmas de América Latina en temas de medios de pago, señala que el atractivo de trabajar en medios de pago es que en la actualidad busca saldar la deuda que existe con el segmento del comercio primario, es decir, con los comercios donde realmente se mueve la economía.
Esto es debido a que, con las reglas de negocio actual, los comerciantes son rehenes de la cadena de valor de los medios de pago, lo que les genera una dependencia tecnología desde el punto de vista de acceso a la información y reportes en tiempo real, hasta la situación estratégica de toma de decisiones.
La evolución de la demanda de los consumidores, donde cada vez exigen más simplicidad, velocidad y adaptabilidad a sus intereses, hace repensar todo el esquema de medios de pago, pero con una visión pragmática adecuada a la nueva realidad y a los diferentes perfiles de consumidores que puedan existir.
Si bien existen ciertas tendencias que esto está sucediendo en el mundo, en América Latina estamos aún muy lejos de tener una mirada totalmente distinta al mercado de medios de pago actual en pro de cuidar los intereses de las personas como de los comerciantes.
En este sentido, de cara al futuro, el especialista destaca que el uso de las tarjetas plásticas para consumo podría tener una vida máxima de unos tres a cinco años, lo cual, sin duda llama a repensar el paradigma del consumo tradicional.
La razón es simple, como sociedad, si bien gracias a la pandemia hemos adelantado en la digitalización, a nivel global y regional se está avanzando cada vez más a un mundo donde la frontera online y offline sea nula, sumado a la implementación de las redes 5G y una cultura de inclusión digital financiera. Además, puede ser un motor de reactivación económica en una nueva realidad post pandemia.