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El futuro de la economía digital debe ser inclusivo e integrador

Estamos parados en el umbral de una economía digital inclusiva e integradora, pero debemos de reconocer la oportunidad que se nos presenta y aprovecharla, opina Héctor Cárdenas.
lun 30 noviembre 2020 05:00 AM

(Expansión) – Estamos cerrando un año único que planteó retos económicos y sociales sin precedentes. Una de las grandes conclusiones a la que hemos llegado como resultado de la pandemia por COVID-19 ha sido la importancia de que empresas de todos los tamaños se digitalicen puedan sobrevivir este momento de desaceleración económica y distanciamiento social.

Este es un objetivo inmediato muy importante, al que todos hemos respondido, aunque podemos plantearnos una meta que tenga un impacto positivo permanente: habilitar la economía digital para que todos tengan acceso a ella. Parece obvio, pero ¿lo es?

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Durante los últimos años se han dado importantes avances en cuanto a la adopción digital en México: ya alcanzamos más de 82 millones de internautas, que, en su mayoría, se conectan a internet a través de un teléfono inteligente. Además, este año, las empresas han avanzado significativamente en su transformación digital.

De acuerdo a KPMG, el 69% de los CEO en México ha visto acelerar los programas de transformación de su empresa durante el periodo de confinamiento. El 50% de ellos considera invertir más capital para adquirir tecnología que para otras necesidades de sus organizaciones.

Hemos dado algunos de los pasos más importantes en el camino hacia la digitalización, pero aún nos queda rumbo por andar. Enfrentamos retos en cuanto al acceso y adopción de instrumentos financieros y herramientas tecnológicas: actualmente, solo el 48% de los hombres y el 46% de las mujeres tienen una cuenta bancaria.

Entre las localidades más pequeñas de México (15,000 personas o menos), sólo 4.8 millones de hombres y 6 millones de mujeres tienen una y solo el 33% de los hombres y el 29% de las mujeres en el país tienen crédito. Del otro lado de la moneda tenemos a la población que utiliza dinero en efectivo para llevar a cabo sus compras: 78% de la población para compras mayores a 500 pesos.

Por otro lado, todavía hay un 35.8% de pymes que no venden en línea y el acceso al internet es mucho más prevalente en las regiones de mayor desarrollo económico dentro de México. Estos números reflejan que no podemos bajar la guardia, pues aún hace falta integrar a muchas personas a la economía digital.

¿Qué debemos hacer ahora?

Para que las tendencias de adopción de tecnologías sigan aumentando y siendo positivas, el ecosistema digital debe de reflejar la realidad en la que estos cambios están teniendo lugar. Hay tres ejes claves en los que debemos concentrarnos los próximos años para asegurarnos de que la economía digital que estamos construyendo hoy sea inclusiva e integre a la mayor cantidad de personas posible, mañana:

Acceso: Continuar trabajando para que todas las poblaciones y comunidades tengan a su disposición la infraestructura financiera y tecnológica necesaria para poder participar en la economía digital debe ser el primer paso.

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Esto va más allá de comprar o vender en línea e incluye la posibilidad de adquirir servicios básicos a través de internet, además de tener acceso a información financiera y de interés general que permita a las personas conocer los recursos que están a su disposición.

Adopción: Este punto debe de ir más allá del simple conocimiento de una herramienta. Para que la adopción digital sea verdadera, tendrá que estar enfocada en beneficiar a aquellas personas que hoy en día no forman parte de este ecosistema. Para alcanzar este objetivo debemos seguir trabajando en comunicar toda la información que hoy en día se concentra únicamente en ciertos grupos de personas o áreas geográficas.

Integración: No basta con que, desde el centro del desarrollo y la innovación, generemos herramientas e información. Debemos de considerar la retroalimentación que obtenemos de los usuarios y crear tecnología que responda a esas necesidades, no desarrollar tecnología para crear necesidades.

Esto significa poner especial atención a las necesidades de las poblaciones que históricamente han sido privadas del acceso y la adopción de estos recursos.

La pandemia nos obligó a retomar el eje de la adopción a marchas forzadas, pero no podemos perder de vista el resto de la ecuación. Estamos parados en el umbral de una economía digital inclusiva e integradora, pero debemos de reconocer la oportunidad que se nos presenta y aprovecharla.

Digamos que el resultado de los recientes esfuerzos de digitalización actualmente es una moneda en el aire. Depende de nosotros de qué lado caiga.

Nota del editor: Héctor Cárdenas es CEO y cofundador de Conekta, plataforma mexicana de procesamiento de pagos en línea. Síguelo en LinkedIn y Twitter Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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