El sector empresarial, en este momento, mira con atención la configuración que podría tomar el Congreso, el rol que jugará el Partido Verde, el perfil de los diputados plurinominales… El bloque opositor a la llamada cuarta transformación podría ser un aliado, pero tejer lazos con ciertos grupos y legisladores resultaría ser más efectivo para amarrar futuras negociaciones en beneficio de la agenda empresarial.
La diatriba no es buena consejera. Las elecciones terminaron en paz, pero aún gravita la sensación de que la radicalización gubernamental es un hecho. Pero el sector privado no quiere abonar a ello. En cambio, desplegará campañas para posicionarse en el imaginario colectivo como aliado de la reactivación económica. Por ejemplo, las empresas trasnacionales reforzarán sus mensajes sobre su contribución para generar empleos de calidad, con salarios más altos que el promedio.
Algunos líderes empresariales, de inicio, ya se reunieron con el presidente y ya tocaron base con Rogelio Ramírez de la O, futuro secretario de Hacienda. Su estrategia es permanecer sí o sí en la mesa de negociaciones y no dejar, en ningún momento, de poner el énfasis en el trabajo que tiene la actual administración, de garantizar un buen ambiente de negocios para atraer inversión y generar empleos de calidad.
Con sus matices, la narrativa empresarial persiste en defender las bases de la democracia liberal y economía de mercado, pero no tienen del todo claro que la voluntad presidencial se mueva bajo los mismos términos.
La reconciliación no significa palabrería. La fiebre poselectoral ha dado cuenta de ciertas señales del presidente para llamar al trabajo conjunto con los empresarios. Tiene presente que el soñado crecimiento económico no llegará sin inversión privada. Pero, para esta segunda mitad de su mandato, sus palabras deben estar acompañadas de acciones. Dadas las actuales condiciones, México crecerá económicamente, sin duda, pero no al potencial que podría. Estados Unidos nos impulsará, pero es muy posible que recuperemos los niveles prepandemia a finales de 2023 o hasta 2024. La pelota está en la cancha de Andrés Manuel López Obrador.
La sociedad es el aliado clave. Los empresarios están obligados a leer un mensaje que surgió de las urnas, que guste o no tiene que ver con el voto de confianza que un amplio sector de la sociedad le otorgó al partido gobernante. Así, una buena señal para combatir la polarización está en trabajar en la dimensión social del empresariado mexicano; sí, es necesario contar con márgenes de utilidad y rentabilidad, como lo es también aumentar las percepciones integrales de los trabajadores.