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6 de junio. Se solicitan demócratas

Los ciudadanos tenemos una opción: salir copiosamente a votar; buscar, escudriñar entre los candidatos, encontrar nuestra opción, salir y ejercer nuestro voto, considera Jonathán Torres.
mar 25 mayo 2021 12:01 AM

(Expansión) - La guerra electoral pinta para terminar muy mal. La noche del 6 de junio puede ser el clímax de un descompuesto enfrentamiento político. Después de una prologada guerra sucia, el pronóstico alimenta el pesimismo: todos los partidos cantarán su victoria, desconocerán los resultados que no los favorezcan y advertirán que han sido víctimas de un miserable fraude. Y la sociedad volverá a preguntarse qué demonios tiene que pasar para mejorar el estado de las circunstancias.

Para romper con eso urgen demócratas. Las campañas proselitistas están llegando a su fin y, según las tendencias, ya todo está escrito. La clave está en saber si tenemos a los políticos con la capacidad de aceptar las reglas de la contienda.

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Hay una multitud de asuntos en fuego. La intervención del presidente y de otros actores rompiendo la equidad de la competencia política. La presión del crimen organizado mediante actos de violencia en contra de candidatos. La falta de propuestas sobre cómo salir de la pandemia y reactivar la economía, cómo restablecer el sistema de seguridad, cómo atajar de una vez por todas la corrupción e impunidad. Estamos más enfrascados en el debate de la propaganda y la polarización.

De acuerdo con encuestólogos y analistas políticos, varias serán las notas del primer domingo de junio, entre las que destacarán una baja en los niveles de votación de Morena, el partido del presidente, así como la “recuperación” del PRI y del PAN, el surgimiento de Movimiento Ciudadano como la cuarta fuerza política del país, el deterioro del PRD y el fin de la fiesta para los partidos que forman parte de la chiquillada.

Vamos por partes:

La suerte del presidente. Nadie, hoy, puede proyectar la configuración del próximo Congreso. Para hacerlo, sería necesario levantar 300 encuestas, una por cada distrito electoral federal, y eso implica mucho dinero. El consenso pronostica un golpe para el presidente y su partido, aunque Morena se mantendrá como la primera minoría.

La (mala) influencia de los gobernadores. Esta elección tendrá una lógica local y el debate nacional no incidirá necesariamente. En la batalla por las gubernaturas, los electores determinarán su voto en función del desempeño de las fuerzas locales. En otras palabras, eventualmente el voto de castigo no será para Andrés Manuel López Obrador, sino para los gobernadores hoy en funciones.

Las ganancias del movimiento anti-AMLO. La Alianza “Va Por México” (conformada por PRI, PAN y PRD) está vacía de contenido y significado, no se sabe qué representa, salvo a los grupos antilopezobradoristas que se ven reconocidos en esa alianza y su relato más poderoso es que no gane el presidente. Así, lo que esta alianza generará es el “Efecto Popote”, es decir, que el partido dominante en cada entidad reciba más votos que los otros dos. Dicho fenómeno favorecerá al PRI y al PAN, el PRD podría estar en serios problemas.

El ‘regreso’ del PRI. En 2018, el PRI obtuvo 7 diputados uninomimales de 300. Es un hecho que en esta elección tendrá más triunfos uninominales y así, sumando a los diputados plurinominales, tendrá una mayor presencia en la Cámara de Diputados.

El momentum de Movimiento Ciudadano. Su estrategia ha sido captar a personajes con cierto reconocimiento popular. Según los momios, puede ganar en Nuevo León, Campeche y Jalisco. Si se girara la perinola del 6 de junio, podría decir que todos pierden, menos Movimiento Ciudadano.

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Al margen de estas predicciones, lo relevante está en saber el estado del clima poselectoral, en conocer el compromiso que los políticos mantendrán para garantizar el concepto de la democracia real. Las señales han sido violentas y tremendas, pero en este capítulo de nuestra historia está en saber si los políticos tienen el nivel de no aventar culpas por sus derrotas, sino asumirlas por sus malas acciones.

Los ciudadanos tenemos una opción: salir copiosamente a votar; buscar, escudriñar entre los candidatos, encontrar nuestra opción, salir y ejercer nuestro voto. Es la mejor forma de combatir todas las amenazas que hay sobre las elecciones. Después, si el resultado se obtiene sin trampas, lo que se requiere es de demócratas que sepan perder y ganar elecciones.

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Pensar en la sucesión presidencial de 2024, un día después de la elección del próximo 6 de junio resulta ocioso, innecesario. En este momento hay algo más importante en juego. La democracia.

Nota del editor: Jonathán Torres es periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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