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La economía de los extremos

A pesar de lo difícil que fue detener en seco al mundo para reducir los contagios, en esta crisis no hubo anaqueles vacíos y la entrega a domicilio de comida o muebles aumentó, opina Francisco Hoyos.
sáb 19 junio 2021 12:04 AM

(Expansión) - En Tiempos Modernos (1936), Charles Chaplin retrató las condiciones de los trabajadores durante la llamada Gran Depresión. Una de sus escenas más famosas lleva a su personaje por los engranes de una enorme máquina, mientras parece que lo devora, a la que le sigue apretando tuercas sin descanso. Es su tarea y no puede detenerla.

Hace unas semanas recibí varios comentarios acerca del anterior artículo acerca de que tenemos muchos problemas que resolver en este planeta como para perder tiempo valioso en buscar lo que sea en Marte.

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Desde reclamos por aparentemente estar en contra del progreso de la especie humana, hasta confesiones de pérdida de fe en que podremos frenar el cambio climático a tiempo y sería oportuno considerar un cambio de código postal galáctico, estamos divididos entre nuestras creencias y nuestra realidad como nunca.

Esta misma semana, en un amplio reportaje de negocios, una de las empresas globales que más ganancias ha tenido durante la pandemia, Amazon, fue exhibida por severas irregularidades en uno de sus enormes centros de distribución, específicamente el que da servicio a sus clientes en la ciudad de Nueva York.

Soportado en algoritmos y herramientas de monitoreo tecnológico, el sistema de recursos humanos de Amazon mide y advierte variaciones en la productividad de sus empleados, muchos de ellos contratados por hora y sin prestaciones.

Conforme aumentó de tamaño la compañía el sistema se hizo más complejo y perdió de vista detalles sorprendentes para una empresa mundial tan admirada por la prensa y por los consumidores de este planeta. El principal es que sus colaboradores son personas. Y todas ellas y ellos son la explicación de su crecimiento.

Se ha hecho un lugar común decir que lo más importante en las organizaciones es su gente, pero sigue siendo una ley económica no escrita. Si analizamos con un poco de profundidad a las empresas que mejor se aprovecharon de la pandemia, la mayoría lo logró a partir de usar una fuerza de trabajo en condiciones precarias para maximizar unas ganancias que serán históricas para sus balances. Nada que no sucediera en la película de Chaplin.

Al final de esta crisis sanitaria, el ingreso se concentrará todavía más en el mundo y los derechos laborales se encontrarán en uno de sus puntos más vulnerables hasta la fecha, porque la pérdida de empleos, esos mismos que antes de esta cepa de coronavirus impedían vivir con dignidad, obligarán a millones a aceptar las mismas condiciones.

O no.

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Médicos continúan su labor en este hospital a pesar de su "salario de hambre"

Los Estados Unidos, por ejemplo, llevan varios meses sin lograr llenar miles de vacantes debido a que quienes pueden cubrirlas no desean regresar a empleos de supervivencia e incluso han decidido modificar el rumbo de sus vidas para evitar el tráfico, la distancia y los problemas de las grandes ciudades donde está concentrada la oferta.

La posibilidad de mantener el trabajo a distancia y hasta de desempeñarlo en localidades con mayor calidad de vida ha hecho que diferentes empresas pongan en la mesa beneficios adicionales para atraer talento.

Esa coincidencia de interés además ha despertado un nuevo movimiento a favor de la organización sindical para que corporaciones como Amazon modifiquen su modelo de negocio y protejan a sus numerosas plantillas a través de prestaciones reales y no de regalos, bonos o descuentos en mercancía.

A pesar de lo difícil que fue detener en seco al mundo para reducir los contagios, en esta crisis no hubo anaqueles vacíos y la entrega a domicilio de comida o muebles aumentó, lo que significa que millones de personas se mantuvieron trabajando en el campo y en almacenes cerrados para que el resto pudiéramos sobrellevar el confinamiento.

Esas realidades, la de quien garantizó la cosecha de lechuga, empacó la lámpara portátil para una mejor presentación en una junta a distancia; y la de aquellos que pudieron quedarse en el hogar o en una casa de descanso en lo que pasaba la contingencia, ha desnudado una economía de extremos. Esa en la que una mayoría acumula horas de trabajo que terminan convirtiéndose en acumulación de utilidades del otro lado.

Y la solución no solo está en una mejor distribución de la riqueza o en el equilibrio en el pago de impuestos (ambos elementos importantes), sino en una toma de conciencia sobre qué papel tenemos como miembros de esta sociedad para que la movilidad social pueda recuperarse lo más pronto posible a través de servicios de salud y de educación públicos, gratuitos y de calidad.

No quiere decir que las opciones privadas desaparezcan, no hay muchas de todos modos y son mercados que deberían abrirse a una competencia mayor, se trata de garantizar oportunidades auténticas y no espejismos que, con muchas ganas y esfuerzo, en algún momento nos permitirán una vida cómoda.

En 15 meses pudimos ver que nuestras economías occidentales no funcionan así y no lo han hecho desde hace mucho tiempo. Los consumidores tenemos hoy ese poder de analizar la política de una empresa hacia sus trabajadores antes de pagar lo que se echó al carrito de compra.

Por cierto, el fundador de Amazon, Jeff Bezos irá al espacio en una de las naves de su propiedad. Los lugares para acompañarlo estarán disponibles en 28 millones de dólares. De acuerdo con el reportaje sobre el almacén en Nueva York, una de sus mejores empleadas por hora fue despedida al final de un mal día de productividad calculado por las aplicaciones que la monitoreaban.

Nota del editor: Francisco Hoyos Aguilera es Director de Vinculación y Comunicación del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral. Es especialista en comunicación. Graduado del Tec de Monterrey con una maestría en la Universidad Iberoamericana. Fue reportero en el diario Excélsior y en la corresponsalía de The New York Times en México. Lleva dos décadas en la comunicación pública y privada. Síguelo en Twitter y/o LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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