En esa necesidad de seguir comunicando, viene la inquietud de si un evento debe mantenerse virtual o podemos hacerlo presencial, en miras del segundo semestre del 2021 y hacia delante.
Ante ello, la reflexión desde mi área de experiencia, que es la comunicación estratégica y las relaciones públicas, es la apuesta a un esquema híbrido. La razón: la virtualidad nos abrió la posibilidad de amplificar nuestros alcances y le da la facilidad a la prensa de ser “omnipotente” y estar en varios eventos a la vez (aunque no sea lo ideal).
El tener un evento presencial nos ayuda a conectar con la prensa de forma distinta. Hacerlo de manera virtual, extiende el panorama de a quiénes les estamos hablando.
Es decir, con los debidos protocolos sanitarios: los espacios abiertos, la sana distancia y el cuidado en el número de personas a invitar, se puede retomar esa relación profesional entre marcas y medios, donde los voceros conocen a la persona detrás del teléfono y los reporteros ven un lado diferente de su interlocutor.
En tanto, al transmitir los eventos, podemos mantendremos el alcance a esas audiencias que, en los kilómetros, se veían inalcanzables en el 2019 y/o con los cuales, medianamente podíamos impactar con un comunicado de prensa o alguna visita local.
Si de recursos e inversión hablamos, deben sensibilizarnos sobre diversos presupuestos. Y como agencias, siempre justificarlos, con base en nuestros alcances y retornos de inversión.