Recaudar más capital en rondas cada vez más grandes no debe ser una parte esencial de la fórmula del éxito.
Me parece que esta forma de hacer empresa no es lo que necesita el mercado y mucho menos si hablamos de mercados como el mexicano.
Lo naturalmente deseable sería fomentar el surgimiento de empresas que hayan lanzado un producto al mercado y puedan demostrar que ese producto es precisamente lo que quiere el mercado y que, por lo tanto, necesitan dinero para escalar; esa es la clave al momento de buscar capital.
En una época donde los nuevos productos y servicios se construyen rápidamente combinando piezas de hardware y software, cada vez más aparentes innovadores han conseguido recibir valuaciones de miles de millones de dólares en un tiempo record.
Esas valuaciones “unicornio” no parecen basarse en ningún fundamento de inversión, sino en el mero fervor de los primeros usuarios y en la promesa de los futuros ingresos.
Debemos estar seguros de que el éxito lo dictamina el mercado; es difícil saber cuándo, pero no te lo van a dictar tus mentores, no te lo va a decir un inversionista, no te lo va a decir un experto en la industria, no te lo van a decir las tendencias, te lo va a decir el mercado.
Hoy en día, casi todas las empresas compiten hasta cierto punto en la búsqueda de la diferenciación sobre la base de la innovación continua. Y muchos recurren a los clientes en busca de información para guiar esa innovación. El problema es que la capacidad de los clientes para guiar el desarrollo de nuevos productos y servicios está limitada por su experiencia y por su capacidad para imaginar y describir posibles innovaciones.
Generalmente las empresas estructuran la información obtenida de los consumidores, de forma tal que les muestre correlaciones, con la finalidad de encontrar patrones de comportamiento en el consumo de las personas. Si bien es cierto que la correlación examina la relación entre dos variables, también es verdadero que observar que dos variables se mueven conjuntamente no significa necesariamente que una variable sea la causa de la otra.
En este sentido, lo que realmente se necesita para desarrollar un producto o servicio exitoso es centrarse en el progreso que el cliente trata de conseguir en determinadas circunstancias, es decir, lo que el cliente espera lograr con la adquisición de productos y servicios.