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Diseminación y apropiación social de la innovación, una obligación pendiente

En el país hoy no vemos un mayor crecimiento económico fruto de la innovación. No vemos un aumento de la productividad económica que derive en un aumento de los salarios, señala Juan Alberto González.
vie 04 junio 2021 05:00 AM

(Expansión) - La importancia de la innovación como factor de crecimiento económico para un país se relaciona con el impacto que esta innovación tiene en el progreso técnico, de aquí que uno de los retos más relevantes que enfrenta México, para desafiar la consistente dependencia tecnológica que se tiene del exterior, es la escasa diseminación y utilización de las innovaciones.

En el país hoy no vemos un mayor crecimiento económico fruto de la innovación. No vemos un aumento de la productividad económica que derive en un aumento de los salarios.

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El país, pese a los resultados relativamente satisfactorios de las instituciones académicas y de investigación en términos de producción científica y formación de personal altamente calificado, no ha logrado aprovechar sus avances científicos y tecnológicos para aumentar los niveles de productividad, los cuales son persistentemente bajos en todos los sectores, principalmente debido a una estructura de exportación concentrada en el sector primario, extractivo y de bajo grado de sofisticación.

Sin embargo, esta realidad se contrapone con el crecimiento exponencial de las nuevas tecnologías, las cuales emergen cada vez con más fuerza y en más sectores de la actividad económica.

Para crear prosperidad, no sólo se deben de lanzar nuevas tecnologías, también se debe garantizar su amplia difusión e implementación a lo largo de las cadenas productivas y de servicios, que sustentan la economía de un país. En ello México y sus empresas deben tener y adquirir el conocimiento y las habilidades necesarias para adoptar y escalar dichas tecnologías.

Se requiere enfrentar este círculo vicioso de empleos de mala calidad, protección social deficiente e ingreso volátil y transitar hacia economías basadas en el conocimiento y guiadas por la innovación, esto implica expandir a todos los sectores las actividades de alto valor agregado.

La política industrial del país debe lograr que los beneficios de la innovación no solo se concentren en algunas empresas, pues es claro que la gran mayoría se están quedando atrás. Por ello es conveniente que las instituciones del estado mexicano adopten un papel “emprendedor” que asuma ciertos riesgos que pueden reportar grandes beneficios sociales derivados de ampliar la difusión de la innovación en todos los ámbitos de la vida cotidiana de los ciudadanos.

Esto aseguraría que se esté contribuyendo a reducir las desigualdades entre sectores poblacionales ricos, con acceso a estas tecnologías, y sectores de la población excluidos del proceso de adopción de estas innovaciones.

Claramente el proceso de diseminación, y uso de las innovaciones en todos los sectores poblacionales, traería consigo progreso tecnológico, lo cual también tendrá efectos en la organización del trabajo y la manera en que las empresas deberán rediseñar sus procesos para el aprovechamiento de los beneficios del cambio tecnológico, y así permitir la inclusión de trabajadores que en el esquema actual viven con menores salarios o condiciones más precarias, debido a la ausencia de competencias y conocimientos que les permitan formar parte del proceso de adopción del cambio tecnológico.

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Las empresas deben arriesgar aún más y seguir apostando por la innovación, en donde en países como México sigue estando presente el fenómeno llamado “valle de la muerte”, en el que no solo las startups tecnológicas se encuentran, sino que también se vive en el sistema de ciencia y tecnología, en donde la investigación finaliza, los trabajos se publican y los académicos tienen pocos incentivos para seguir trabajando, con lo cual el desarrollo tecnológico todavía está en una etapa muy temprana y no probada en el mercado, en el que tanto los inversores como los grandes corporativos son reacios a financiar su desarrollo hasta que no se demuestren más pruebas de posible éxito comercial.

La excelencia está bien establecida, en México, hay buenas escuelas de negocio, grandes centros de investigación, universidades y empresas excepcionales como Helvex, Rotoplas, Estafeta,Bimbo, Cemex, Femsa, Grupo Lala, Grupo Financijero Banorte, entre otras a las que "aunque ahora sean líderes, no tienen garantías de éxito futuro". Todo pasa por seguir innovando.

No solo se requiere fomentar la creación de mayor conocimiento, se necesita de un impulso del Estado para iniciar un proceso de reindustrialización, basado en una política de cambio tecnológico y de profundizar la relación universidad-empresa, en donde el desarrollo insumos de contenido local disminuya la dependencia tecnológica e incremente los niveles de competitividad.

Se deben considerar aquellos sectores que ya innovan, para estimular un acercamiento entre estos y la oferta tecnológica universitaria local, de forma tal que comiencen y/o profundicen un vínculo de cooperación tecnológica.

La mayoría de los desarrollos científicos y tecnológicos prometedores para el mercado no cuentan con recursos para financiar las etapas tempranas en la validación de sus impactos comerciales. Esta realidad entre otras causas, se debe a la alta aversión al riesgo del sistema económico, lo cual se ve agravado por un débil desarrollo de una industria de capital de riesgo para invertir en estas etapas.

Las universidades tienen un rol preponderante en la diseminación y uso de las innovaciones; en países como Singapur o Alemania, según el índice del WEF 2020 ocupan la posición 2 y 3, han logrado establecer relaciones estrechas de cooperación en innovación con las universidades, el gobierno, el sector privado y la sociedad. Siendo uno de los factores de soporte la aplicación y transformación del conocimiento científico y tecnológico en soluciones reales a problemas concretos de la sociedad.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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