Cuando la pandemia llegó, las condiciones laborales tuvieron que ser renegociadas. La baja de salarios y el aumento de horas trabajadas, a cambio de mantener el empleo, fueron parte de las condiciones aceptadas en tiempos de COVID-19. Pero, ahora, si bien la reactivación económica no ha permitido recuperar los indicadores de empleo, también empieza a descubrirse la madera de la que están hechos algunos líderes y empresas. Su religión es el dinero.
Pero el enfoque de esta historia está en otro lado. En un modelo de pensamiento que se suma a otras teorías que pugnan por una nueva manera de pensar los negocios. No es nuevo, se enfatizó en estos tiempos de crisis y sostiene que se avecina un nuevo capítulo del Renacimiento basado en el humanismo, no como un concepto sino como una práctica cotidiana.
“La siguiente revolución va a tender hacia el humanismo. Será algo similar a lo que pasó en los siglos XIV, XV y XVI. Se trata de comprender el poder de la humanidad, la autenticidad y la diversidad como pilar del crecimiento”, afirma Juan Domínguez, CHRO, abogado con estudios en Ciencia Política por la London School of Economics. “No es más que valorar nuestras diferencias no como una cuestión de respeto, sino como palanca y plataforma única para el desarrollo”.
Según este modelo de pensamiento, el humanismo en la empresa tiene cuatro factores: la dignidad de las personas, el desarrollo (bajo el precepto de que todo mundo quiere crecer), la colaboración o la convivencia (el ser humano trabaja en colectividad) y un sentido de propósito (las personas siempre buscan algo).
Vivimos en un mundo digitalizado. Cientos de libros nos han transmitido que son tiempos VUCA, TUNA, BANI. Los cazadores de talento sostienen que el éxito profesional vendrá con el fortalecimiento de habilidades y competencias. Hoy hay una obsesión por atender al cliente. Primero el cliente y al último el cliente. Pero vale la pena reflexionar y poner en práctica un nuevo mantra.
La fórmula mágica, dice Juan Domínguez, es conectar emociones con una base fundamental que reconozca que empleado y cliente son personas y necesitan satisfacer sus necesidades a través de un contacto emocional; entender que la dignidad humana es la condición sin la cual no podemos avanzar.