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Derechos Especiales de Giro: la revancha de los 'Nerds'

Dado que los Derechos Especiales de Giro (DEG) causan interés, si mis obligaciones son mayores que mis derechos pago intereses y en caso contrario, los recibo, explica Sergio Luna.
mar 14 septiembre 2021 12:06 AM
Semana sur-sureste invirtiendo y conectando
En los 9 estados del sur-sureste viven casi 32 millones de mexicanos y proveen insumos y materias primas a casi todos los sectores industriales.

(Expansión) - Tenemos un presidente que muestra, a los cuatro vientos y en cuanta oportunidad se le presenta, su ojeriza por los tecnócratas. Sin embargo, dedica una cantidad extraordinaria de tiempo a temas eminentemente tecnocráticos.

Hasta hace poco, solo un tecnócrata hecho y derecho – un Nerd pues – hablaría de los Derechos Especiales de Giro (DEG). Si usted va a cualquier país y saca el tema, lo verán raro – a menos claro que se tope con un tecnócrata. En México las mañaneras proyectaron este tema a la fama. Lástima que no es disciplina olímpica porque ganamos.

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Así, a nombre de los tecnócratas señor presidente, gracias por ponernos de moda al lanzar a la fama un tema tan árido como el de una eventual operación de administración de pasivos.

Que no lo engañen, a eso se reduce todo. Son cosas que México ha hecho antes, que Colombia acaba de hacer. ¿Por qué tanto ruido? Creo que tiene que ver con que el presidente le va medio entendiendo al tema y en la medida en que lo hace, se va de boca – eso sí, inédito en este tipo de operaciones.

Vamos por partes. Primero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) no crea dinero. Los DEG son eso, mi derecho a “girar” contra otro país miembro a cambio de moneda dura. Pero también involucran la obligación teórica de efectuar la misma operación en sentido contrario. El derecho se lo puedo transferir a alguien más, la obligación no.

Dado que los DEG causan interés, si mis obligaciones son mayores que mis derechos pago intereses y en caso contrario, los recibo. Obviamente si derechos y obligaciones se empatan, los DEG no me cuestan.

Eso los hace un activo de reserva ideal y nos lleva a un tema asociado. Antes de la asignación de los DEG, las reservas internacionales andaban por los 200,000 millones de dólares. ¿Es mucho? La respuesta estrictamente tecnocrática es sí; con tipo de cambio flotante, no necesitas intervenir en el mercado cambiario.

En los hechos y sobre todo a partir de la crisis financiera global, sabemos que tener un guardadito no está de más. Pero hay un costo de oportunidad: son recursos invertidos en dólares a una tasa menor que la que el país paga sobre su deuda.

A raíz de la asignación de los DEG, las reservas suben a 211,000 millones de dólares. Si las regresamos a los 200,000 vendiendo dólares y manteniendo los DEG en reservas, el costo de oportunidad se reduce. Esto hace sentido. Ahora, la única manera de regresarlas a los 200,000 es que el gobierno compre esos dólares.

No hay de otra; por ley, Banxico no le puede prestar al gobierno. Le quedan tres opciones: generar un ahorro, pedirle prestado a los mexicanos o pedirle prestado al resto del mundo. Esto último no hace sentido, pues sería endeudarse en dólares para comprar dólares. La generación de un superávit fiscal también se antoja difícil.

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La opción que queda es emitir deuda local para comprarle dólares a Banxico por el equivalente a los DEG asignados y liquidar pasivos en dólares. ¿Por qué no usar esos recursos para otros propósitos? La intención es buena, pero el gobierno gasta en pesos, no en dólares. El mejor uso para moneda dura es pagar deuda, no comprar refinerías.

Obviamente habría que ver los detalles, pero una operación de este tipo puede ser buena idea. Contrario a lo que dice el presidente, el nivel total de deuda no baja, se modifica su composición – más local, menos en moneda extranjera. Una mejora en el perfil financiero es lo que busca una buena administración de pasivos, pero francamente no modifica los destinos nacionales.

Si la operación involucra a Pemex la cosa se pone más interesante. Habría que estar al pendiente de que no sea un cheque en blanco para la empresa. En cualquier caso, creo que bien haría el presidente en enfocar sus energías a otros temas más urgentes y dejar estas indignidades a los tecnócratas.

Nota del editor: Sergio Luna estudió Economía en la UNAM y la Universidad de Londres. Fue economista en el Banco Nacional de México durante 33 años y continúa en dicha profesión, ahora de manera independiente. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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