El número de puestos de trabajo afiliados al IMSS alcanza su máximo en noviembre de 2019, con 20.8 millones de personas. Al 31 de mayo de este año se reportan 20.1 millones. Obviamente en está pérdida de empleo formal influye la pandemia, pues en su punto más bajo el año pasado (junio) el registro bajó a 19.5 millones.
Hay dos cosas que vale la pena notar. Primero, el deterioro en el empleo precede a la pandemia; a tasa anual, la creación de empleo formal había fluctuado alrededor del 4% durante buena parte de la década pasada. Desde mediados del 2018 se ralentiza y ya en la segunda mitad del 2019 crece a tasas inferiores al 2% anual.
Segundo, el choque de la pandemia en el empleo fue frontal. Los economistas generalmente pensamos en ésta como una variable “rezagada”: primero se acusa debilidad en cosas como las exportaciones, la producción o el consumo y es hasta tiempo después que hay un efecto en el empleo. No en esta ocasión: el IGAE – que es un aproximado del PIB mensual – reporta variaciones anuales negativas a todo lo largo del 2020 pero en abril se desploma 20%. También en ese mes el empleo en el IMSS registra su primera caída a tasa anual y como ya comentamos, un par de meses mas tarde se desfonda.
Resalto lo anterior porque generalmente pensamos que la causa por la que el empleo formal es menos volátil que otras variables económicas es por los costos de contratación o despido. Sin embargo, el mercado de trabajo formal muestra una notable flexibilidad: 991,000 personas salen del registro en el primer semestre del 2021 y desde entonces y hasta abril de este año han regresado 575,000.
Es el tipo de comportamiento que se observa por ejemplo en Estados Unidos, donde al existir seguro de desempleo, las empresas despiden a la gente cuando las cosas no van bien y las recontratan en cuanto repuntan.
En nuestro país no hay seguro de desempleo y cualquier patrón sabe lo complicado que es dar de baja/alta a un colaborador. ¿Qué ocurrió entonces? Me parece que parte de la respuesta tiene que ver con el impacto de la pandemia sobre el sector turismo.
El estado de Quintana Roo pierde 113,000 registros en el primer semestre del año pasado: una de cada 10 personas que pierden su empleo en la primera mitad del 2021 trabajaba en esa entidad. Esta proporción es igual a la de la Ciudad de México, no obstante que es un mercado laboral siete y media veces mas grande. La nomina formal de Quintana Roo se redujo así en una cuarta parte. La segunda peor pérdida corresponde a Baja California Sur, otra entidad con vocación turística con un descenso de 10% en los registros del IMSS.