Contar con un seguro es un mecanismo que nos permite transferir a un tercero el riesgo de sufrir una pérdida económica, contar con ahorros o generar un patrimonio también son mecanismos de apoyo; pero más que todos esos elementos considero que debemos empezar por un principio fundamental que es la educación y la concientización.
Como sociedad debemos educar a nuestra población empezando por nuestros hijos. Hoy en día nos enfrentamos al reto de concientizar a los que están a nuestro alrededor, llámese familia, amistades, colaboradores o vecinos.
En esa educación y concientización uno de los principios fundamentales es prevenir el riesgo, después buscar alternativas para que en el caso de que se llegue a presentar, se pueda minimizar o transferir. Sabemos que es un riesgo conducir a altas velocidades, sin embargo, no siempre consideramos que es un riesgo quizá de igual magnitud o mayor no cuidar nuestro estado de salud tanto mental como físico.
Quizá de pronto existen temas de moda como llevar una dieta balanceada, hacer ejercicio, mantener nuestra mente sana, tal vez incluso ahora somos más conscientes de realizarnos ciertos chequeos una vez al año. Esto no es todo, debemos evaluar todo nuestro entorno para realmente disminuir cualquier riesgo.
Hoy existe una tendencia en las empresas a ayudar a sus empleados a generar esa consciencia y todos debemos ser motores de cambio. Si en nuestra formación no tuvimos la oportunidad de recibir ese tipo de conocimiento es nuestro momento aprovechar cualquier oportunidad que nos brinden para lograr este aprendizaje y desarrollar nuestra cultura de prevención. Asimismo, se vuelve nuestra obligación ante la sociedad el transmitirlo.
También como padres si consideramos que los primeros años de vida son indispensables para el desarrollo de hábitos y para su formación en general, debemos incluir como parte de su educación el enseñarles los riesgos a los que se enfrentan y darles las herramientas para poder prevenirlos y reaccionar ante ellos.
En cada ámbito de nuestra vida nos enfrentamos a diferentes tipos de riesgos: naturales, económicos, financieros, etc.; así como diferentes grados y éstos en ocasiones se pueden evitar o reducir. Para ello, es muy importante en primer grado tenerlos identificados y después desarrollar planes de acción distintos pensando en que lleguen a ocurrir.
Una manera muy sencilla es imaginarnos que sucede uno de ellos y evaluar cuáles serían las mejores alternativas para poder resolverlos con el menor daño posible. Al realizar esta evaluación nos enfrentamos a que pudimos haber tomado acciones antes de que el riesgo sucediera para evitarlo o para reducir el impacto.
El realizar este tipo de ejercicios tanto en nuestra vida profesional como en la personal permite desarrollar estrategias que nos ayudan a minimizar las consecuencias de los mismos. El además realizarlos en conjunto con las personas más allegadas a nosotros nos permite generar mejores soluciones y por ende obtener mejores resultados.