Publicidad
Publicidad

La revelación ESG y su incorporación en procesos de inversión (2a parte)

Los gobiernos (de los tres niveles) no pueden mitigar por sí solo los daños ambientales o sociales, necesitan de la contribución de las empresas, señala Roberto Ballinez.
vie 15 octubre 2021 07:00 AM
Inversión esg
Cada vez resulta ser más claro que una buena política ESG es una estrategia que puede generar oportunidades y beneficios de muchas formas, asegura Roberto Ballinez.

(Expansión) - Con el auge de las inversiones sustentables, tanto en renta fija como variable, algunos organismos internacionales, así como empresas privadas, se han dado a la tarea de generar lineamientos, taxonomías, indicadores y estándares de divulgación para que los diferentes entes económicos revelen información ESG (ambiental, social y de gobierno corporativo por sus siglas en inglés).

Esto ayuda a que los evaluadores (entre ellos las agencias calificadoras) puedan procesar de mejor forma esta información y en consecuencia los participantes del mercado puedan tomar mejores decisiones en función de sus preferencias y valores.

Publicidad

El objetivo de todo esto es que estos participantes (inversionistas, consumidores, accionistas, colaboradores, etcétera) tomen decisiones basándose en criterios claros, verificables y comparables que permitan evaluar correctamente las diferentes alternativas de inversión, evitando así el Investment Washing.

Ciertamente, este es el camino que debemos mantener. No obstante, a mi juicio, debemos seguir atendiendo varios problemas con el fin de llegar a buen puerto de la mejor forma y en el menor tiempo posible.

Primero. Debemos dejar a un lado la idea de indicadores y lineamientos universales. Si bien, hablamos de la existencia de un estándar global para reportes ESG, tal vez debemos aceptar que debe haber más de uno. Debemos aprender a trabajar y saber analizar sector por sector e incluso región por región.

Actualmente, el número de industrias y sectores económicos para los que se han desarrollado estándares de divulgación e indicadores de desempeño específicos suman más de 50. Ahora bien, pese a las diferencias, la idea final es tener información transparente y comparable sobre su impacto medioambiental y social; y ante todo debemos garantizar que la estandarización se haga basada en la ciencia.

Segundo. Una gran tarea pendiente es que los emisores (los consejos de administración) entiendan la importancia y se comprometan con la generación de información ESG, con la calidad y en los tiempos requeridos. Junto con esto, debemos reconocer que la transición no puede ser súbita ni al mismo tiempo para todos. Hay que reconocer que existen sectores e industrias que tendrán una transformación lenta.

Atender a estos sectores, garantizaría la integridad de una transición sustentable. Personalmente coincido con aquellos que están en contra de bloquear financiamiento climático para actividades con altas emisiones de carbono. Debemos apoyar la descarbonización de industrias contaminantes, así como el financiamiento a sectores en transición.

Tercero. Hoy vivimos en un mercado pre regulatorio, en donde muchos procesos de revelación ESG son todavía voluntarios. Sin embargo, a mi juicio, para que tengamos un mercado más eficiente debemos resolver el problema de información asimétrica. Necesitamos más regulación y mayor participación de auditores externos y evaluadores.

En mi opinión, el mercado y/o las empresas no podrían “autorregularse”; en este sentido, la regulación corregiría esta falla del mercado. En Europa y Estados Unidos ya existe un área, dependiente del regulador, que revisa estos temas, y para 2022 se debatirá la obligatoriedad de divulgación temas ESG a la par de la información financiera.

Cuarto. Es necesario, desde ahora, establecer como una sana práctica el monitoreo y seguimiento sobre las metas y objetivos medioambientales y sociales. El mercado requiere esta información, no solo para generar un buen mercado de segundo piso, sino porque es justo lo que debemos cuidar en este tipo de inversiones: el uso de los recursos y sus beneficios.

El riesgo que corremos es que se genere con el ESGreenwashing, como lo mencionó Agustín Carstens, una burbuja verde o burbuja sustentable.

Publicidad

Quinto. Debemos permear en la mentalidad del mercado el concepto de la doble materialidad y de la matriz de riesgos y oportunidades sobre temas ESG. Los efectos del quehacer diario de las empresas en temas ambientales y sociales sobre su entorno (y estos a su vez sobre el desempeño y estrategias de su propio modelo de negocio) deben medirse, identificarse, administrarse y mitigarse bajo estándares ESG.

Se requiere una divulgación integrada y esto establece por sí misma una gran idea: las empresas deben usar factores no financieros para diagnosticar y establecer sus metas de desempeño, crecimiento y permanencia en el corto, mediano y largo plazo.

Del lado financiero, seguimos avanzando en los esfuerzos para determinar el costo de incluir o no los criterios ESG en las decisiones de inversión. Pero a medida que aprendemos más del tema, no cabe duda de que ser sustentable sí puede ser rentable.

Cada vez resulta ser más claro que una buena política ESG es una estrategia que puede generar oportunidades y beneficios de muchas formas. La administración de los riesgos ESG es un elemento que, como las emisiones de carbono, la seguridad de la información, los derechos humanos, los acuerdos laborales y la innovación, puede afectar positivamente la rentabilidad; y también podría crear un incentivo adicional para que el mercado considere a la empresa como objeto de inversión.

Por último, los gobiernos (de los tres niveles) no pueden mitigar por sí solo los daños ambientales o sociales, necesitan de la contribución de las empresas. Lo que no está en discusión, a mi juicio, es el hecho de que aún estamos a tiempo no sólo para reducir emisiones de GEI, sino para cumplir otros objetivos ambientales y sociales como la protección de la biodiversidad o la reducción de brechas de desigualdad, como lo establecen los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU.

Nota del editor: Roberto Ballinez es Director Ejecutivo senior de Deuda Subnacional e infraestructura en HR Ratings. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad