El objetivo de todo esto es que estos participantes (inversionistas, consumidores, accionistas, colaboradores, etcétera) tomen decisiones basándose en criterios claros, verificables y comparables que permitan evaluar correctamente las diferentes alternativas de inversión, evitando así el Investment Washing.
Ciertamente, este es el camino que debemos mantener. No obstante, a mi juicio, debemos seguir atendiendo varios problemas con el fin de llegar a buen puerto de la mejor forma y en el menor tiempo posible.
Primero. Debemos dejar a un lado la idea de indicadores y lineamientos universales. Si bien, hablamos de la existencia de un estándar global para reportes ESG, tal vez debemos aceptar que debe haber más de uno. Debemos aprender a trabajar y saber analizar sector por sector e incluso región por región.
Actualmente, el número de industrias y sectores económicos para los que se han desarrollado estándares de divulgación e indicadores de desempeño específicos suman más de 50. Ahora bien, pese a las diferencias, la idea final es tener información transparente y comparable sobre su impacto medioambiental y social; y ante todo debemos garantizar que la estandarización se haga basada en la ciencia.
Segundo. Una gran tarea pendiente es que los emisores (los consejos de administración) entiendan la importancia y se comprometan con la generación de información ESG, con la calidad y en los tiempos requeridos. Junto con esto, debemos reconocer que la transición no puede ser súbita ni al mismo tiempo para todos. Hay que reconocer que existen sectores e industrias que tendrán una transformación lenta.
Atender a estos sectores, garantizaría la integridad de una transición sustentable. Personalmente coincido con aquellos que están en contra de bloquear financiamiento climático para actividades con altas emisiones de carbono. Debemos apoyar la descarbonización de industrias contaminantes, así como el financiamiento a sectores en transición.
Tercero. Hoy vivimos en un mercado pre regulatorio, en donde muchos procesos de revelación ESG son todavía voluntarios. Sin embargo, a mi juicio, para que tengamos un mercado más eficiente debemos resolver el problema de información asimétrica. Necesitamos más regulación y mayor participación de auditores externos y evaluadores.
En mi opinión, el mercado y/o las empresas no podrían “autorregularse”; en este sentido, la regulación corregiría esta falla del mercado. En Europa y Estados Unidos ya existe un área, dependiente del regulador, que revisa estos temas, y para 2022 se debatirá la obligatoriedad de divulgación temas ESG a la par de la información financiera.
Cuarto. Es necesario, desde ahora, establecer como una sana práctica el monitoreo y seguimiento sobre las metas y objetivos medioambientales y sociales. El mercado requiere esta información, no solo para generar un buen mercado de segundo piso, sino porque es justo lo que debemos cuidar en este tipo de inversiones: el uso de los recursos y sus beneficios.
El riesgo que corremos es que se genere con el ESGreenwashing, como lo mencionó Agustín Carstens, una burbuja verde o burbuja sustentable.